Y naufrago en tus silencios,
Tragándome las lágrimas
De la triste soledad.
Pobre primate enamorado,
Que le llora a la luna llena
Por la ausencia de su amada.
Tiempo y distancia que luchan
Contra un corazón irredento,
Entre nieblas de suspiros.
Sueños, tan solo, pero despierto,
Potenciados por la voz ronca
De quien perdió la esperanza.
La impotencia de la lejanía,
Contra cachitos de cielos,
Por donde asoma una estrella.
Déjame entrar en tus días,
Igual que dominas mis noches,
Y les pondré un poquito de locura.
Cuéntame tus penas, tus alegrías,
Pues aquí me tienes, tan cerca,
A un solo suspiro de tu nuca.
Y lucharé por ti, amada mía,
Por devolverte la ilusión perdida,
Incluso a pesar tuyo…
Por una sola de tus sonrisas,
Por la más pequeña y débil risa,
Por ver la alegría en tus ojos garzos.
Recorrería yo mil mundos de tinta,
Por darte aunque fuera el más pequeño
De mil y un abrazos y castos besos.
Déjame soñar por ti, amada mía,
Y vencer en tus batallas, y dormir