martes, 24 de julio de 2018

TREINTA Y CINCO

De momento seguimos adelante
con la triste seguridad de la distancia,
jugando entre océanos de tiempo,
mientras haya mil sentimientos...
Dos barcos esquivos que zozobran
en las brumas del "te quiero, pero..."
Esa extraña sensación de perderte,
o tal vez de jamás haberte tenido.

Es una lucha diaria por conseguirte,
mientras tú te vas protegiendo,
intentando que sueñes conmigo,
meterme en tu alma, en tu cuerpo.
Ya no se encuentran nuestras voces
a ambos lados del teléfono,
imperan los extraños silencios,
y los vacíos mensajes de texto...

Mas seguimos adelante,
buscando tal vez la redención,
el perdón siniestro, la rabia,
o cualquier otro extremo sentimiento.
Y te sigo cortejando con palabras,
con historias y con mil sueños,
rodeando lentamente tu alma
con fantasmagorías y mil versos.

Dos veces nos hemos visto, tan solo,
pero han sido suficientes, para volverte,
desde entonces, y para siempre,
en mi hermosa dama de cuento.
Malditas distancia y tiempo inclemente,
que se empeñan en complicarlo todo,
dos cuerpos separados, mas dos almas
que en el vacío buscan consuelo...

¿Qué será de nosotros, de nuestra historia?
¿Tendremos un final feliz de cuento?
¿Nos serán propicios los esquivos hados?
¿O terminará todo en mortal silencio?
Y mientras tanto, mi corazón sigue latiendo,
y en mi sangre llevo escrito tu nombre.
Mi mirada se engarfia en tus fotos,
y lentamente va pasando... el tiempo.

TREINTA Y CUATRO

Puedo notar en tus labios
el sabor de mil mundos,
los cientos de besos
que no nos dimos a tiempo.

Puedo ver en tus ojos
las palabras silenciosas,
las ansias marchitas,
incluso los sueños perdidos.

Puedo sentir en tu piel
cada caricia robada al sol,
el marasmo de la excitación
al mirarnos en silencio.

Puedo lamer entre tus pechos
las ansias silenciosas y fugaces,
el producto de nuestros abrazos,
los sabores densos del deseo.

Puede mi cuerpo entero rozarte
incluso cuando estés tan lejos,
que más que en la misma historia
vives en otro cuento...

Pero de nada me sirve tu ausencia,
si puedo colmarla de versos,
y te encierro entre pobres rimas,
y con tu alma me quedo...

139. LA SOMBRA DE SUS MANOS

Manos que sueñan, que acarician, que besan, observan, bailan, hechizan, flotan en el aire, prometen infinitos... Y ella, ella... No se da ni...