jueves, 31 de enero de 2019

89. EN LA HORA DE LOS BESOS

En la hora de los besos, de las risas,
de las caricias, de la ternura,
quiero estar a tu lado,
entre tus brazos,
porque ya fuimos uno
en la hora de las lágrimas,
del rechinar de dientes,
de la tristeza desesperada.

Demasiadas cosas hemos vivido
en el otro lado de la luna,
en los dominios de la soledad,
en la cruel distancia
como para merecernos ahora
dormir a la luz del sol.

Dame del cielo las estrellas,
de la mar el sonido,
del fuego el crepitar,
del viento sus caricias,
y yo crearé para nosotros
un universo alternativo,
en el cual seremos
felices y libres al fin.

Donde ya no habrá soledad,
ni el frío de la alborada,
solo el calor de nuestros cuerpos
entre sábanas arrugadas,
y tu melena salvaje y rojiza
creando sombras sobre la almohada,
y mis labios buscando los tuyos,
dos amantes unidos por fin,
al filo de la madrugada.

88. JUGANDO CON FUEGO

Muchas veces, al pensar en ti,
noto que estoy jugando con fuego,
que mi alma poco a poco se consume
por tantos sentimientos callados,
por todas las cosas que me gustaría
decirte al caer la tarde, cuando escucho,
tan cerca en la distancia, el sonido de tu voz.

Las palabras inexpresadas aletean
como mariposas en mi pecho,
levantando tal vez huracanes
en los versos de otro poeta,
con una musa menos exigente,
o como poco más cercana.

Si unas cuantas horas de charla
por teléfono en las puertas del ocaso,
y unas pocas horas juntos
una mañana de primavera
se han convertido poco a poco
en casi cien poemas de amor...

¿Qué habría pasado si te hubiera besado,
lanzándome a la tan deseada aventura,
si te hubiera abrazado con fuerza,
para grabar tu cuerpo sobre mi piel?

¿Cómo estaríamos ahora, mi dama,
de haber vivido en la misma ciudad,
con la posibilidad de vernos a diario,
de cambiar el teléfono por un café?

Dicen que todo poeta necesita
una musa para nacer y crecer,
y por ti nacen los versos,
desde el fondo de mi corazón...

Tristes versos marcados por la ausencia,
por la distancia, convertidos en mensajes,
perdidos entre dos mundos distantes,
y convertidos en papel y tinta...









87. EN EL FONDO DE TUS OJOS

En el fondo de tus ojos, me busco,
como el náufrago en medio del mar
otea el horizonte, atento al barco,
que puede devolverle a la vida.

Me busco, como el niño que ve
a su madre por vez primera,
y se duerme entre sus brazos,
ajeno al mundo que le rodea.

Me busco, como el amante
que sigue la pista en el bosque,
bajo la luz de la luna llena,
de una ninfa esquiva y descarada.

Me busco, y te busco,
en los profundos pozos de tu alma,
entre sábanas descolocadas,
en tu huella en la almohada.

Me busco, y me encuentro,
en tu mirada de ojos marrones,
pequeñitos como puñales,
pero que contienen mundos...

Me busco, y te encuentro,
en tu sonrisa de niña mala,
en el fondo de tus besos,
en el tacto de tu piel...

martes, 29 de enero de 2019

86. UN PLATO DE CROQUETAS

¿Cuántas veces tu voz ha sido mi faro,
mi única referencia entre las sombras?

Y tú, casi sin saberlo, te convertías
en mi único nexo con la realidad, con la vida,
en la barrera frente a las sombras
de la tristeza, la soledad, la melancolía.

Y cada noche, durante muchos meses,
esperaba tu llamada, al filo de la cena,
y mi madre se enfadaba mucho
porque se enfriaba la sopa de cocido,
la tortilla de patatas o el filete de pollo.

Pero yo sabía que durante esa media hora
iba a ser lo bastante feliz para recuperarme,
para coger las fuerzas y hacerle frente
a todo, a la realidad, al trabajo, a la vida.

Tú me salvabas de mil enemigos,
los peores de todos, la tristeza y la rutina,
con ese acentillo granadino tan majo,
con tu forma peculiar de pronunciar
las eses y las zetas, con tus carcajadas,
con los pequeños detalles de tu vida,
esas cosas que me hacían sentirte
a mi lado a pesar de la distancia.

Fueron buenos tiempos, y sin embargo,
de tan cotidianos, casi no los valoré.

Pero ahora, que se ha impuesto el silencio,
y que lo único que recibo son mensajes
de texto y alguna que otra grabación,
y que en tu interior anida la tristeza,
daría casi cualquier cosa por estar,
una vez más, escuchando tu voz,
en este momento, mientras se enfría,
en la mesa, un plato de croquetas...

85. POR QUITARTE ESA TRISTEZA

¡Qué no daría yo por quitarte esa tristeza!
Cuánto me gustaría estar a tu lado,
cogerte de la mano, mirarte a los ojos,
y darte ese abrazo que tanto necesitas.

Pero me tengo que conformar con palabras,
las mismas que antes empleaba sin dudar
para hacerte llegar todo mi amor y deseo,
y que tal vez ahora te sirvan de tan poco.

Palabras, en el fondo, lo único que tengo,
el nexo de unión entre dos mundos,
el tuyo y el mío, entre dos ciudades,
incluso entre dos realidades distintas.

Y yo, tan lejos, escuchando tu voz,
deformada por las lágrimas y el dolor,
mientras que me hablas de tus miedos,
de aquellas cosas que más te preocupan,
incluso oigo el caer de tus lágrimas...

Y yo, con mi voz como único apoyo,
intentando que pienses en otras cosas,
que te olvides de la terrible enfermedad,
de tus soledades casi eternas, de tu hermano,
de todas aquellas cosas que te hacen daño..

Y van pasando los minutos y las horas,
quisiera tanto estar a tu lado, abrazarte,
como si no hubiera un mañana,
sentir tu cuerpo junto al mío, y descubrir,
quizás, una realidad tan distinta,
en la que por fin pudieras ser libre...
y yo estar a tu lado, amándote...

jueves, 24 de enero de 2019

84. EN EL LIMBO

Y te estaré esperando allí, mi hermosa dama,
en el limbo, en el lugar sin nombre ni peso,
donde se besan las nubes de lluvia y el mar,
en la frontera de la luz y la oscuridad,
en el eterno eclipse de sol entre día y noche,
más allá del tiempo, de la distancia, de la realidad...

Porque solamente en el limbo, todo es posible,
los amores infinitamente pequeños despiertan,
las ansias de besos, caricias, se realizan,
las palabras resuenan sin haber sido pronunciadas,
y lo posible, lo irreal, y lo verdadero se mezclan,
de tal manera que lo imposible desaparece...

Y tal vez en ese momento y preciso lugar
podamos en verdad ser completamente libres,
y nos olvidemos al fin de la grisura de la vida,
de todos los "¡qué dirán!", de los consejos gratuitos,
de las buenas intenciones, de los malos amigos,
y de tantas cosas que se interponen en el camino...

¡Que nadie separe las almas de los enamorados,
de quienes se atrevieron a vivir plenamente!
¡Que nadie llore por quienes fracasaron,
y se tuvieron que conformar con lo posible!
Que nada nos impida soñar, con un futuro distinto,
en el que podamos al fin ser de verdad felices...

83. ANTES DE QUE LLEGUE EL INVIERNO


Cuando la realidad te persigue
con mil y un problemas diversos
solamente puedes refugiarte
en el terreno de los sueños,
puesto que allí, todo es posible,
desde los grandes y dulces amores
hasta los deseos más pequeños.

El tiempo y la distancia dejan de existir
en el eterno presente de los amantes,
y solamente cuenta el aquí y el ahora,
la sinfonía anhelante de los besos,
el tacto febril en la punta de los dedos,
las caricias piel contra piel en todo el cuerpo,
la exploración de la persona amada,
el descubrimiento de lugares secretos.

Quisiera poder amarte de esa manera,
como si no hubiera un mañana,
igual que los pájaros se buscan en primavera,
o como resisten las flores en el invierno,
con la certeza del momento presente,
sin olvidarnos del paso del tiempo,
disfrutando plenamente del dulzor
de los últimos frutos del otoño…

Ven, acércate a mi lado, hermosa dama,
disfrutemos del aquí y del ahora
antes de que llegue el invierno…

82. ENTRE DOS SUSPIROS


Entre dos suspiros llevados por el viento,
te busco, incansable, por los caminos del cuerpo.

Mis labios, ansiosos, recorren tu piel,
desde las comisuras de tus labios
hasta la punta de tus pies, y por el camino,
me voy deteniendo en los rincones
como un fiero perro de caza
que acecha a la codiciada presa.

Porque eres tú el objetivo y el objeto,
la suma de todos mis sueños y anhelos,
el secreto detrás de todas mis pesadillas,
el resumen de todos mis cuentos y versos,
la maravillosa mezcla hecha mujer…

Con tu melena crespa y rojiza,
tus ojitos marrones y pequeños,
la nariz exquisita y los labios golosos,
tu cara me persigue dormido y despierto,
y mis manos ansían acariciarla
y mis labios robarte un beso…

lunes, 21 de enero de 2019

81. A DOS CENTÍMETROS DE TI

Dos centímetros solamente nos separaron
en aquél primer y ansiado abrazo,
aquella fue la distancia que me faltó
para llegar hasta tus labios y besarte.

Me quedé con las ganas de sentir
tu suave y afrutado aliento, la tersura,
el sabor a coco de tus labios,
el húmedo tacto de tu lengua,
cuando nos fundimos en un abrazo,
dos viajeros que por fin se encuentran
después de atravesar el desierto.

Como en los viejos cuentos de hadas,
superamos mil pequeños obstáculos,
distancia y tiempo entre ellos,
y nos encontramos en la gran plaza,
bajo la atenta mirada de la Reina Isabel.

Un paseo por la ciudad en sábado,
por la carrera del Darro y sus jardines,
el aroma de la Alhambra en flor,
el crisalino sonido del agua escondido,
y comimos en una terraza acogedora.

Tres horas juntos, pero en el fondo,
una eternidad, un principio, un objetivo,
volver a verte, estar a tu lado, y saltar,
de una vez por todas, esas barreras,
que me dejaron a dos centímetros
de darte un beso en los labios...

80. POR TU CULPA

Por tu culpa emprendí el viaje más largo,
ese que te lleva de la nada al todo,
desde las profundidades de uno mismo,
hasta el encuentro del amor y el deseo.

Tantos años de aventura compartida,
tantas llamadas con el ocaso y el alba,
tantas veces que te pude decir te quiero,
y tantos encuentros entre dos mundos.

Y ahora te escribo mis pequeños poemas,
y les dejo a ellos la labor de hablarte,
poquito a poquito y al oído callado,
para que las palabras encuentren su ser.

No te leas los poemas seguidos, mi dama,
porque pueden resultar agotadores,
son como sorbitos de un licor fuerte,
para ser disfrutados de uno en uno.

Imagínate que son soplos de una brisa,
que levemente te mueve tus cabellos,
y te trae palabras de otros tiempos,
donde todo era mucho más sencillo.

Son pequeños mensajeros amantes,
desde otra realidad muy distinta,
las palabras que nunca pude decirte,
porque no estabas a mi lado...

Es como tender una sutil telaraña,
desde mi corazón hasta tus ojos,
tejiendo letra a letra mil mensajes,
para recordarte cuanto te amo...

Por tu culpa volví a escribir poemas,
pues con ellos me expreso en libertad,
con la esperanza de que algún día me leas,
y comprendas tu importancia para mi...

Y golpe a golpe, beso a beso,
voy creando un nuevo mundo para ambos,
donde la vida es más bella y sencilla,
donde tú me amas como yo te amo...

79. ESA EXTRAÑA SENSACIÓN

Esa extraña sensación
de tenerte por fin entre mis brazos,
como de un sueño cumplido al fin,
o llegar a casa tras un largo viaje;
el olor de tu crespa melena,
el perfume en tus mejillas,
tus pupilas dulces y dilatadas,
el aliento entre tus labios;
ese primer y soñado abrazo,
tu cuerpo junto al mío,
y a lo lejos, el imponente Océano.

La brisa marina en mis brazos,
el olor a algas y a libertad,
tu bikini negro en la piel blanca,
la viscosidad de tu crema solar,
con sabor a coco, bien lo sé,
repartida por todo tu cuerpo.

Encontrarnos en la playa fue tu idea,
para compartir el atardecer,
la hora mágica donde todo es posible,
desde mi adoración hasta tu amor.

Dos viajeros que se encuentran
en el limbo entre dos realidades,
dos almas antiguas que coinciden,
dos historias que se comprenden sin hablar,
y un único futuro, tan inquietante,
porque todo es posible, incluso la vida,
para quien en el fondo nada tiene...

domingo, 20 de enero de 2019

77. ENTRE DOS SUSPIROS

La vida entera cabe
entre dos suspiros de amor,
cuando sobran las palabras
y pasamos a los besos;
pero antes vienen los versos, 
y después los labios,
y la punta de mis dedos
recorriendo tu cuerpo,
desde tu encrespada melena
hasta la punta de tus dedos,
pasando por el valle
entre tus senos...

Besos, versos, labios y dedos,
todo mezclado, piel contra piel,
con la urgencia del tiempo
que se acaba lentamente,
del encuentro furtivo,
de las sábanas enroscadas
como serpientes a tu cuerpo,
de la cama deshecha
como un campo de batalla, 
en el cual combatimos 
hasta el último aliento,
hasta el primer suspiro...

78. POR UNO SOLO DE TUS BESOS


¡Qué no daría yo
por el primero de tus besos,
por cambiar tus tristezas
en locura enamorada!

Todos los peces del mar,
todas las aves del cielo,
las nubes en la primavera
las espigas de trigo en verano,
la arena de la playa blanca,
el olor de la lavanda en tu cama,
el tacto de la nieve en mi cara,
la suave brisa en la montaña,
la hierba acariciando mis pies,
el sonido del arroyo salvaje,
el olor del pan recién horneado,
la palabra “fin” en mi libro favorito,
el último beso en “Ghost”…

Porque detrás de ese beso,
vendrán otros muchos, lo sé,
el corazón otoñal que despierta
no puede ser detenido
hasta que no sacia su deseo,
y entonces juntos buscaremos
universos paralelos,
en donde todo sea posible
más allá de espacio y tiempo…







76. DORMIR ENTRE TUS BRAZOS


Pocos placeres puedo imaginar
más intensos que dormir a tu lado,
refugiarme entre tus brazos
cuando me despierte por la noche,
impulsado por mis miedos…

Junto a tu cuerpo encontraré
la respuesta a mil preguntas,
me hundiré en el calor de tu aliento,
y te robaré uno tras otro los besos,
como lo hace un niño pequeño.

Descansar a tu lado después de amarnos,
con los cuerpos sudorosos y plenos,
desnudos bajo las fragantes sábanas
que tú guardas con pétalos de violetas,
un poco de lavanda, y otro de romero.

“¡Tus sábanas huelen a pizza!”
te dije la vez primera, hace ya tiempo.
“Son los olores del campo, de mi infancia”
me respondiste entre sonrisas y besos,
y yo te respiré profundamente.

Y ahora soy yo quien en la distancia
pequeñas bolsitas voy poniendo,
para recordar aquellas noches
que pasamos juntos, amándonos,
hace ya tantísimo tiempo…

Tanto, que ya parece otra vida,
otro sueño loco, otro deseo,
de esos que te roban el alma,
y te dejan molido el cuerpo
por el peso de la añoranza.

Pero sigo cerrando los ojos,
y al acostarme sueño contigo,
y todo comienza de nuevo,
y nuestras almas se solazan
más allá de espacio y tiempo…

viernes, 18 de enero de 2019

75. ENTRE TUS SILENCIOS

Mil y una historias de amor
se esconden entre tus silencios,
las palabras jamás pronunciadas,
y unos cuantos sentimientos,
se mezclan en amoroso conjunto,
sin que sea necesaria magia alguna
que el sonido de tu sonrisa
y la sal de tus lágrimas.

Renacer entre tus brazos,
sublime tentación nocturna,
recorrerte con mis cansados labios,
buscando néctares secretos,
en el valle entre tus senos,
en el precipicio entre tus piernas,
piel contra piel, alma con alma,
desde el todo a la nada absoluta.

Mil y un versos que forman un mundo,
que se mece entre tus cabellos,
que anida dentro de tus ojos,
y renace con tu fresca risa;
y tantos olvidos de realidades,
cuando sobran las palabras,
mezcla de amigos y amantes,
libres tan solo en los sueños...

74. A ESCONDIDAS

A escondidas, entre dos versos,
te miro, te admiro,
te veo, te deseo...

Entre dos luces, me acerco a ti,
desde la distancia,
más allá del tiempo...

Desde las aguas primitivas,
nado hacia tu sombra,
en total silencio...

Porque en ti puedo renacer,
con la fuerza
de tus besos...

Los amantes se encuentran
en el limbo
en tierra de nadie...

Los cuerpos se entrelazan,
con mil caricias
y cien versos...

Los minutos vuelan desatados,
entre mis palabras
y tus silencios...

Y con el roce de tus labios
me esfumo
en la nada...

martes, 15 de enero de 2019

73. SEMBRADOR DE NUBES

Como el piloto del biplano
que siembra las nubes de plata
para provocar la esquiva lluvia;
como el cazador que sigue el rastro
del raposo entre los campos
con la ayuda de un fiel perro;
como el pescador que lucha
contra el gran atún en el mar,
tremendo esfuerzo de voluntades;
o como el maestro que intenta
despertar la curiosidad en la mente
del siempre inquieto infante;
como el técnico de laboratorio
que analiza con gran paciencia
el secreto de tu sangre...

Con esa misma vana esperanza
escribo yo estos versos....
para damas lectoras y curiosas,
para amantes silenciosos,
y para cualquiera que necesite
olvidarse de todo por un rato...
Porque los versos han de leerse
poco a poco y en silencio,
requieren su espacio y su tiempo
para entregar el mensaje...
Y quizás puedas alzar el vuelo,
acompañarme en el último viaje,
desde la nada al todo y vuelta,
en medio de una tormenta de letras
para que todo tenga sentido...

72. POR LOS CAMINOS DE TU PIEL

Por los caminos de tu piel
voy trazando arabescos
con la punta de mis dedos,
con mis labios asustados
como un ciego leería en ti
el más bello de los textos.

Historias de amores imposibles,
de princesas malas y vanas,
de dragones nobles y buenos;
de esas que tanto te gusta
escuchar junto a la chimenea
en las largas noches de invierno.

Dedos desnudos sobre piel virgen,
arrastrando mil recuerdos,
de tiempos lejanos y difíciles,
de tremendas soledades mudas,
de noches de llanto entre sábanas,
de gritar la soledad contra la almohada.

Dicen que todo tiempo pasado
fue mejor que el presente,
pero yo, desde el fondo del corazón,
con la experiencia de perro viejo,
afirmo todo lo contrario: nada,
me compensaría tu ausencia.

Dos barcos que se cruzan en la noche,
dos solitarios vagando sin rumbo,
dos mundos que se chocan salvajes,
y de ellos nace un todo nuevo;
dos océanos enamorados del cielo,
que derrama sobre ellos sus lágrimas.

Como nuestras pieles que hablan
con el más mínimo roce,
con el fuego de los silencios,
y la mentira de las palabras,
cuando dejamos hablar a los besos...
y entonces, todo desaparece...

lunes, 14 de enero de 2019

71. EN UN LUGAR DEL CORAZÓN

Llevo tu voz y tu memoria,
cada minuto que pasamos juntos,
paseando por tu bella ciudad,
cada uno de tus tics y gestos,
el rielar del sol en tus cabellos,
tu forma de comer las tapas,
la abertura de tus labios al hablar,
el roce de tu mano en la mía,
incluso esos besos que no te di,
o el abrazo que nos faltó,
el sonido de tu triste risa,
tu voz hablando en la distancia,
la forma de mirarme en el espejo,
esa sonrisa tan brillante y feliz,
tu forma de caminar a mi lado,
la curva de tu espalda,
el canturreo del río Darro,
la luz en los jardines de la Alhambra,
el piar de los pájaros enamorados,
tus dedos hablando solos;
miles de pequeñas cosas guardadas,
en un lugar del corazón...

70. DUELO DE TITANES

Vivo acosado por la realidad
pero prefiero la fantasía,
los versos a las palabras,
y sobre todo, sentimientos.

Me debato entre dos mundos,
el que creo para ella, letra a letra,
y la ruda y cruel monotonía,
de la que me escapo al escribir.

Y veo la vida pasar desde la frontera,
caras y gentes, bocas y narices,
buenos días, tardes, noches
musitados sin cesar a media voz.

Separado de los mortales por el uniforme,
voy forjando mis mundos de tinta
mientras sonrío a los paseantes,
y espero los brotes de la primavera.

Duelo de titanes entre vida y ficción,
prefiero ser feliz junto a mi dama,
mientras con palabras tejo un universo
en el que estemos juntos los dos...

Y la triste distancia me hizo poeta,
y con los versos cubro el vacío,
y mis palabras llegan a sus oídos,
convertidas en tinta, en sangre, en vida.

69. TORMENTA DE VERSOS

Cada día, desato una tormenta de versos,
palabras que surgen de mis dedos,
de mi corazón cautivo y enamorado,
para sentirte más cerca de mí.

Son las herramientas de un poeta,
que encontró su musa en una mujer,
de crespa melena pelirroja, ojos marrones,
piel blanca, mejillas sonrosadas...

Su voz me ha llegado tantas veces
que la conozco casi de memoria,
su mirada me persigue desde la pantalla,
y la magia de su risa revolotea a mi alrededor...

Y sonrío como un adolescente al imaginarla
descifrando el amor convertido en versos,
una tormenta de sentimientos náufragos,
que atraviesan los mares en calma...

¿La conoces, mi hermosa dama, tal vez?

68. Y ESCRIBO TU NOMBRE

Y escribo tu nombre con letras de fuego,
en las solitarias madrugadas del alma,
cuando la ciudad dormida a mis pies
se llena de mil abrazos furtivos.

Y busco tu sombra por las calles desiertas,
oliendo tu perfume, tu dulce esencia,
caminando entre vivos y muertos,
buscando mi lugar entre todos ellos.

Y esgrimo tu foto cual espada flamígera,
suprema arma contra mil tristezas,
que me acechan con la realidad del mundo,
con la separación, con los llantos, con la luna.

Y recuerdo cada momento que estuvimos juntos,
tu sonrisa triste de niña buena y mala al tiempo,
la tersura de tus labios, la magia de tus ojos,
el sonido de tu risa, la sal de tus lágrimas.

Y te sueño en mitad de la mañana,
con los ojos abiertos al mundo cruel,
donde la distancia y el tiempo nos separa,
pero nos unen los versos lanzados al viento.

sábado, 12 de enero de 2019

67. LAS VIEJAS PALABRAS DEL CUENTO

Como en los viejos cuentos de princesas,
te encontré sin quererlo de veras,
una cara amable al otro lado de la pantalla,
una solicitud de amistad, un bonito mensaje,
y empezó lentamente el juego...

Mensajes a altas horas de la madrugada,
corazones que poco a poco se van abriendo,
y luego llegaron las llamadas, tu voz,
cada tarde un ratito, luego de noche...

Te fuiste haciendo un hueco en mi corazón,
lentamente y sin darme cuenta,
te acabé queriendo, a pesar de todo,
del tiempo, la tristeza, la distancia...

Y aquí seguimos, tanto tiempo después,
como si fueran las viejas palabras del cuento,
con princesas fieras y guerreras,
y caballeros andantes enamorados...

Y todas aquellas cosas que no me atrevo
a decirte en persona o por teléfono,
se convierten en poemas, en versos,
en sentimientos lanzados al viento...

66. EN TU ESENCIA

Mis poemas son, en el fondo,
nuevas formas de amarte,
de sentirte cerca de madrugada,
cuando las cosas no tienen sentido,
me acompañan en los desiertos
que deja tu ausencia cada día...

Se convierten en mensajeros
del todo a la nada y vuelta,
porque si tú no estás, nada tengo;
y si lloras a lo lejos, me siento...
tan inútil como un cubito de hielo
en mitad del Polo Norte,
y tan pequeño como un grano de arena
en lo más profundo del desierto.

Sueños, caricias, besos y abrazos,
labios, lenguas, manos y cuerpos,
mezcla de deseos y realidades,
que solo al dormir alcanzan
el tan soñado equilibrio perfecto...

Cosas que te digo medio en broma,
y otras que son muy en serio,
cuesta tanto diferenciarlas
que allí radica el juego perfecto,
mientras te voy bañando en palabras
que nacen desde muy dentro...

jueves, 10 de enero de 2019

65. COMO EL HUMO

Como el humo de retama vuelan
hacia ti mis pensamientos,
poco importa que sea de noche
o de día mientras estoy trabajando.
Pienso en ti, en tu sonrisa, en tu risa,
incluso en tus lágrimas o tu tristeza,
y me subo en alas de la imaginación,
montando un fiero unicornio multicolor,
que me lleva rápidamente a tu lado.

Curioso viaje de idas y vueltas
sin moverme demasiado del sitio,
por estar contigo, de todo me olvido,
y se me enfría la sopa en el plato,
o se me calienta el rojo gazpacho;
y se me cierran los ojos a medias,
como si en verdad te diera un beso.

Yo, que tanto me reía antes
de los fieles y dolientes enamorados,
y aquí me tienes, escribiéndote poemas,
a media tarde, a media mañana o de noche,
mientras se me quema el filete en la sartén,
el gato me maúlla desesperado de hambre,
ahogo el cáctus sin darme cuenta apenas,
y sueño con robarte un largo beso...

64. LA VICTORIA DEL COBARDE

Dulcemente, mis palabras van tejiendo
una sutil telaraña de momentos
y cruzan el aire, el espacio y el tiempo,
dirigidas hacia ella, mi ama y mi tormento.

Palabras encadenadas hacia el futuro,
algunos las llaman tristes versos,
y otros pedacitos de sentimientos,
para mí es la forma de expresión perfecta...

Beso a beso, verso a verso, poco a poco,
surgen pequeños poemas, que la envuelven,
sin darse cuenta, prometiéndole al oído
mil y una pequeñas cosas, como amor eterno.

A veces es como si fuera un dulce juego,
a ella le encanta que la quieran y la mimen,
a mí me gusta siempre quererla y mimarla,
somos la pareja perfecta según mis amigos...

Y al meterme poquito a poquito en su vida,
al convertirme en amigo, aliado, amante,
se produce la dulce victoria del cobarde,
que en vez de decir verdades, usa versos...

63. LA OTRA NOCHE...

La otra noche soñé que te besaba
en tus frescos y rojos labios,
y que mis besos después bajaban
por tu nívea garganta, por tu cuello...

Y que mis manos por fin eran libres
de atraerte entre mis brazos amantes,
que tu cuerpo se pegaba al mío
como si nuestras almas comulgasen...

El calor de nuestros cuerpos se propaga
y empieza a sobrarnos la ropa,
prenda a prenda se acumulan
pantalones y jerseys sobre la silla.

Tan solo un par de prendas nos quedan,
como débil y última barrera al pudor,
pero nuestras manos febriles las arrancan
con la facilidad que tiene todo en el sueño...

Nuevo abrazo, torpe y desmañado,
piel contra piel, alma con alma, por fin,
y nuestros cuerpos se funden entre sábanas,
con la vieja magia de otros tiempos...

La otra noche fuimos libres de amarnos
como si no hubiera un hoy o un mañana,
solo una pareja entre las sábanas
en la vieja danza del universo...



¡Lástima que fue solamente un sueño!

62. DESDE LA PUNTA DE TUS DEDOS

Desde la punta de tus dedos
a los rizos de tu melena,
desde tu pequeña naricita
al borde de tus pestañas,
desde la magia de tus labios
al valle entre tus senos...

Toda tú emanas magia
de la que hablan los cuentos.
Amante y a la vez amada,
dueña de mis pensamientos,
pequeño gran truco de magia
es tu nombre entre mis versos.

Lejos, muy lejos de mi vives,
quizás en otro bello cuento,
pero cada tarde te busco
y cada anochecer te encuentro,
perdida en el limbo tu mirada,
y entonces te robo un beso...

Pedacitos sagrados de ti
se esparcen por el viento
con tu risa, tus carcajadas,
el sonido que más amo,
por el que todo lo daría,
hasta el último verso...

61. MI SENTENCIA

Si no consigo que olvides tu tristeza
con cualquiera de mis viejos trucos,
si no viene una sonrisa a tus labios,
y mis palabras no consiguen animarte...

Si mis mundos de tinta no te alcanzan,
y no logro hacer que olvides lo malo;
si mis sueños no te hacen soñar de nuevo,
y encima escucho tus silenciosas lágrimas...

Si tu alegría desaparece entre lamentos,
la mía también se esfuma sin dudarlo,
porque estamos unidos en la distancia
a veces incluso sin poder desearlo...

Esa es mi sentencia...

miércoles, 9 de enero de 2019

SESENTA

Mil veces te he buscado
a la luz de la luna,
en la noche sosegada,
en la soledad del alma,
y otras tantas he viajado
hacia ti en sueños,
magro consuelo
de los amantes separados...

Y mil veces me he inclinado
sobre ti para besarte,
dejando que murieran
las palabras en mis labios,
porque todo lo importante
lo dijeron mis caricias,
cuando mis manos
recorrieron tu cuerpo...

Manos y labios y bocas
y sueños y versos,
la libertad del poeta
es crear mundos distintos,
donde los sueños
se realizan al soñarlos
y los límites de los cuerpos
desaparecen al tocarlos...

¡Pobre poeta enamorado
de su musa esquiva!
¡Pobre amante despechado
que en la soledad imagina!
¡Por uno solo de tus besos,
qué no daría, mi bella dama!
¡Y por recorrer tu cuerpo
con mis labios, nada bastante sería!

CINCUENTA Y NUEVE

Y me miras, sonriendo, confiada,
primero desde la pantalla del móvil,
luego desde el ordenador, y al verte,
el mundo entero se desvanece.

Solamente quedamos los dos,
tan lejos pero tan cerca
que casi podríamos besarnos.

El poder de la imagen encarnada,
incluso me trae el aroma de tu pelo,
la textura de tus mejillas
o el sabor imaginario de tus labios.

Tanto tiempo hablando cada noche,
que me parece conocerte desde siempre,
cuando solo nos hemos visto dos veces...

Ese paseo por las orillas del Darro,
viendo de lejos los misterios de la Alhambra,
esa comida de pinchos y tapas,
el milagro de tus dientes en acción.

Lengua rosa y fresca, mejillas al natural,
mirada a veces un poco perdida,
tu timidez vuelta mensaje...

Y yo, tan nervioso como en la primera cita,
tan enamorado como un adolescente,
y tan confuso como un cachorrillo...
Y tan feliz como nunca a tu lado...

lunes, 7 de enero de 2019

CINCUENTA Y OCHO

La otra noche tuve un sueño,
mucho me temo que erótico,
de besos por todo el cuerpo,
curvas y rectas y ángulos,
de lenguas ansiosas y mágicas,
de manos que se buscan,
recorren la piel desnuda,
inspeccionan y pellizcan
bajo las sábanas de lino.

Un sueño de esos que despiertan
curiosos y mudos sentimientos,
que aceleran corazones y pulsos,
y que te hacen sentir vagamente
culpable por tus propias ideas.
¿Qué mal hay en soñar un poco
con aquellas cosas que nos niegan
la distancia, el tiempo, la vida?

Soñarte, aquella es mi recompensa,
para tantas noches en vela,
acariciándote con mi voz
haciéndote compañía a lo lejos,
provocando una triste sonrisa,
y secando las lágrimas de tus ojos,
y besándote con labios ansiosos.

Sueños, que en el fondo, lo sabes,
nos dan la propia vida...

CINCUENTA Y SIETE

Y escucho tu voz
en el rumor del Mistral,
el viento me trae tu risa,
fresca, viva, radiante,
como un nuevo amanecer...


Y veo tu melena rielar
bajo el sol del mediodía,
con el color de las algas,
roja cobriza en la playa desierta,
promesa de otros tiempos...

Y brilla tu piel en la noche,
compitiendo con la luna,
aunque un leve rubor marca
tus mejillas y tu pequeña nariz,
sonrosada por la brisa del mar...

Y tu cuerpo se cimbrea
como un junco en la orilla,
ese biquini negro acerado,
que tanto me gusta tocar,
deja muy poco a la imaginación.

Y sonriendo, te acercas a mí,
y nos perdemos en un abrazo,
y me hundo en tu mirada
que me lleva hacia nuevos sueños
en los que todo es posible...

domingo, 6 de enero de 2019

CINCUENTA Y SEIS

Último baile de mariposas monarca,
reflejo de mil colores al viento,
belleza efímera que se acaba
sin tan siquiera un pobre lamento...

Así vuelan hacia ti mis palabras,
convertidas dicen en versos,
letras negras en fondo blanco,
sueños y pesares y cadencias,
música extraña en el tiempo...

Y yo te persigo e invoco
en el lienzo blanco de sueños,
buscándote y encontrándote
en la noche, de día, al alba,
en el fondo poco importa
el preciso momento...

Porque dormido soy libre,
de tenerte entre mis brazos,
de besarte en mil silencios,
de estrechar tu cuerpo junto al mío,
y de amarte entre sábanas de raso...

¡Quién pudiera soñarte despierto!

CINCUENTA Y CINCO

Media hora nada más al día,
para sentirme a tu lado,
y dejar libres mis sueños,
para volar a tu lado,
convirtiendo sentimientos
en palabras y versos.

Treinta minutos de libertad,
más allá de las barreras
impuestas por la distancia,
engarfiadas en el tiempo,
para buscarte y encontrarte
en los dominios del sueño.

Y feliz me enfrento al vacío
de la pantalla en blanco,
buscando el silencio
que anida en mi interior,
convirtiendo las palabras
en aves, de tinta, de fuego.

Letra a letra, compongo un poema,
que habla de ti, de tus silencios,
de tus penas y mil tristezas,
pero también de esperanzas,
de caricias en la distancia,
de castos y ardientes besos.

Besos que no pude darte,
caricias que murieron en mis dedos,
palabras que no abandonaron
mis labios, ardientes y resecos,
y que no se refrescaron en los tuyos,
porque era de otro tipo mi sueño...

CINCUENTA Y CUATRO

Soñándote, ¿qué opción me queda?
Cuando desaparecen las palabras
por el sumidero de los malos momentos,
y la salvación se convierte apenas
en un espejismo de otros tiempos;
cuando los silencios imperan,
castigando mis oídos yermos;
cuando las letras en diferido
no bastan para transmitir mis afectos;
y si tu ausencia me duele
con la música disonante del corazón...

Los sueños se convierten en lenguaje,
en momentos de libertad compartida,
y en ellos soy feliz y libre
de acariciar tus crespos cabellos,
de besar tus mejillas y tus labios,
de recorrer con los dedos tu cuello.
En mis sueños dejamos atrás las barreras,
de nuestras almas, incluso de los cuerpos,

y alcanzamos esa comunión extrema
dos viajeros encontrándose en el tiempo,
cuando todo es más sencillo,
antes incluso de habernos conocido,
de habernos amado, de habernos perdido.

Soñándote soy feliz y libre, como un viajero
que atraviesa los mares hasta el puerto,
como el galeón o la corbeta pirata,
llena de tesoros sin cuento, de sangre,
de pólvora, de arena de mil islas.

Soñandote, en el fondo, es cuando vivo...

sábado, 5 de enero de 2019

CINCUENTA Y TRES

Atravesando las barreras de la piel,
te busco, entre mil realidades,
y me hundo, despacio, en tus sueños...

Perseguido por la cruel realidad,
cada noche, vuelo a tu lado,
y recorro tu cuerpo con los labios.

Y acaricio tu melena leonina,
me detengo en tus labios,
el tiempo de un suspiro enamorado.

Tapada con dos mantas hasta el cuello,
solo puedo imaginarme el resto,
y me tumbo a tu lado, te acompaño en el sueño.

¡Viaje astral, quién pudiera vivirlo!
Perfecta compañía del poeta enamorado,
de dragones, damas, princesas y esclavos.

Con estos marchitos versos huérfanos,
comparto contigo mis sueños y anhelos,
imaginando la sonrisa de tus cárdenos labios.

Te imagino a mi lado, leyendo mientras escribo,
apuntando con el dedo a la pantalla,
y leyendo en voz baja mis poemas...

Mientras te escribo tantas cosas
que nunca te dije, que callé quizás por miedo,
y me hundo en tus ojos marrones, y te beso...

CINCUENTA Y DOS

Entre tus silencios, voy hilvanando
historias de amores imposibles,
de hermosos y dulces recuerdos,
de charlas a la luz de la luna de agosto,
de paseos por los jardines de la Alhambra,
de tantas y tantas cosas poco importantes
que en el fondo me muero por decirte.

Siempre es bueno tener un amor imposible,
de esos que no se realizan ni en sueños,
para escapar de la realidad en zapatillas,
y hundirte en una historia distinta.
Ciudades que se funden una en otra,
lugares donde no existe distancia,
ni barreras, ni espacio, ni tiempo...

¿Qué sería de mi sin ti, sin tu voz,
sin tus mensajes en el teléfono,
sin tus fotos robadas en mil sitios,
sin aquellos sentimientos que despiertas,
a veces incluso sin quererlo, en mi?
¿Qué puedo esperar de un momento,
en el que dejes de estar en mi corazón?

Igual que a ti te gusta ser querida,
mimada y protegida como a una niña,
a mi me gusta quererte en silencio,
y demostrarte mi amor con mil detalles,
incluso con una colección de versos.
Palabras llenas de cariño, que lanzo,
cual mudos mensajeros, al viento...

RECUERDOS

Vienes a mí, envuelta en recuerdos,
de amores pasados, de otros tiempos,
y basta con un solo mensaje,
para que mi corazón lata con fuerza,
y que la extraña magia despierte,
como antes, como ahora, como siempre.

Amor de juventud, de adolescencia,
cuando todo parecía más sencillo,
poseído por tu embrujo, por tu magia,
aquél bañador turquesa que moldeaba,
como una segunda piel, tu hermoso cuerpo.

Esa sonrisa capaz de fundir el hielo,
de resucitar mi corazón maltrecho.
Tu mirada, tus ojos oscuros,
que prometen imposibles futuros,
en los que la misma realidad cambia.

Meses de cartas, alguna llamada,
varios viajes, lejanos en el tiempo,
muchos sueños, demasiados, lo sé;
y la vida que nos separa, dos rumbos,
el tuyo para crear una familia desde la nada,
un marido, dos hijos, tu trabajo, tus sueños...

Y yo, tan lejos, soñándote de vez en cuando,
pero consciente a la vez de la realidad:
nada hubo ni habrá entre nosotros,
tan solo líneas negras sobre blanco papel,
cuando convertí en novela mis pensamientos,
y me atreví a ser libre y feliz...

viernes, 4 de enero de 2019

CINCUENTA Y UNO

Soñándote, porque en el fondo
no hay mayor pecado
que el no atreverse a vivir.
Me refugio en el tiempo,
en la soledad y en la distancia,
y te escribo en poemas de amor
todas aquellas cosas que no te digo,
los versos son el arma de los cobardes;
pero dejan huellas negras
sobre la página en blanco.

Versos que son lamentos carnales,
mensajeros de otros tiempos,
inmunes a la decepción o al desaliento,
que aletean cual salmones remontando,
contra la corriente, hacia su muerte...
¿Qué pasa cuando no alcanzan
las palabras, su último destino?
¿Cuando no se refugian en los ojos,
en el corazón del amado,
y convertirse en suspiros al viento?

La mayor ventaja es que viven
al margen del tiempo, y pueden esperar,
pacientes y resignados en el cibermundo,
hasta que alguien los lea, para sentir,
aunque sea de manera incierta,
la comunión con un alma atormentada.
Versos que vagan sin rumbo,
rebotando, magullándose, desgarrándose,
pero al mismo tiempo, compartiendo,
naciendo, creciendo, y desapareciendo...

Versos, poemas, que quizás con el tiempo,
se conviertan en libro, en antología,
en algo más que un recuerdo, y que así,
de manera sutil y confiada,
sorprendan a la amada, a mi Dama,
cualquier mañana de primavera,
cualquier tarde otoño o invierno...
Y entonces serán leídos por Ella,
con mensajes de amor, de cariño,
de pequeños y agudos sentimientos...

jueves, 3 de enero de 2019

CINCUENTA

Quisiera fundir en tu piel
mis labios de escarcha,
desnudarte entre sábanas
de blanco hilo fino,
seguir con mi lengua
el valle entre tus senos,
aspirar entre tus piernas
tus sabores secretos,
y ser uno contigo
en la profunda madrugada;
desaparecer juntos
en un lugar más allá del tiempo,
en espacios desconocidos,
y desiertos silencios...

Quisiera comenzar el viaje
hacia un futuro desconocido,
hacia el todo o la nada,
poco importa si es a tu lado,
hacer frente a gigantes
y a molinos de viento,
a princesas malvadas
y ayudar a dragones buenos;
porque eres el viento en mis alas,
la pluma detrás de mis versos,
el final de todo, y el comienzo
de mil y un pequeños sueños,
el alma de mis pensamientos,
la prisionera de mis recuerdos.

Quisiera despertarme a tu lado,
y ver sobre la almohada
tus cabellos cobrizos revueltos,
notar tu cuerpo junto al mío,
buscar el calor en tu ombligo,
levantarte el camisón en silencio,
y besarte desde los pies hasta tus labios,
haciendo una parada en el medio,
y así despertar tu deseo,
y que llegues tarde al trabajo,
sofocada, pero feliz y sonriendo,
pues para el amor y el sexo
no hay mejor momento que el aquí,
el ahora, la eterna ley del deseo...

CUARENTA Y NUEVE

Amarte es sencillo,
me basta con tu recuerdo,
con tu melena cobriza
azotada por el viento,
y tu risa nerviosa,
y tus labios jugosos;
mientras busco en mi memoria
motivos para no quererte,
y no encuentro más que sueños,
tan locos e imposibles
que sonrío en el espejo.

Te voy buscando y hallando
en las raíces del viento,
en los rayos de sol de invierno,
en los primeros brotes esquivos
de la primavera temprana,
y en los copos de nieve
de la Sierra Morena;
en el arcoiris sobre el mar,
y en la luna llena sonriente,
que parece reírse de mi
por seguir amándote...

miércoles, 2 de enero de 2019

CUARENTA Y OCHO

¡Qué solos se quedan los versos
cuando cierras las ventanas
en el corazón del invierno!

¡Qué pena me dan los labios
que no se cubren de besos
y se queman por el viento!

Labios y versos, palabras y plumas,
sueños resecos, mil y una historias,
convertidas en poemas dolientes.

Lanzo mis redes en mares revueltos,
buscando atrapar tu corazón,
y meterme escondido en tus sueños.

Ya te acompañé en las pesadillas,
vendrán los buenos momentos contigo,
y no quiero, mi dama, perderlos...

Y sigo luchando contra molinos de viento,
contra gigantes y cabezudos, contra todo
y contra todos, incluso contra ti...

Y lentamente, verso a verso,
voy vertiendo palabras en tu corazón,
como el ratoncito valiente de los cuentos...

Construyendo un castillo en el aire,
donde refugiarnos en los malos tiempos,
cuando la realidad nos alcance...

CUARENTA Y SIETE

Hija de la soledad, de la noche infinita,
mi tristeza se escurre por los rincones,
va atronando el silencio en la tierra,
y mis palabras se convierten en versos.

Amor y distancia, son una mala mezcla,
aunque permiten llenar los silencios
con palabras que de otra forma no nacen
cuando a la distancia de la boca te tengo.

Gran invento sería el teléfono,
portador de magias dulces y blancas,
cómplice de los amantes eternos,
si permitiese enviar los besos...

Besos que te mando en el aire nocturno,
que me quema los labios desiertos,
que te buscan cada noche enamorados,
y se arrastran a tu lado sedientos.

Labios, lenguas, dientes, cuerpos,
almas que se mezclan y se alternan,
cómplices de la danza vieja y eterna,
de esas que hablan los cuentos...

CUARENTA Y SEIS

Soy como el cachorrito que se enrosca,
fiel y amable, en las piernas de su amo,
todo amor, todo ternura, todo paciencia,
el amigo que todo lo sabe, pero que calla.

Poco pide, alguna caricia de vez en cuando,
un poco de comida, palabras amables,
amor incondicional e infinita paciencia,
siempre listo para un paseo o un juego.

Voy buscándote por los rincones del mundo,
siguiendo el rastro de tu voz, de tu sonrisa,
no concibo sonido más bello que tus risas,
ni mayor tristeza que tus silencios.

Besarte, en el fondo, poco más pido,
sentir tu mano entre las mías,
la tibieza de tu cuerpo al pasear,
y hundirme en tus ojos marrones.

Pero me conformo con escribirte poemas,
que solamente leerás con el tiempo,
mientras voy liberando mi mente
de las penas del corazón solitario.

CUARENTA Y CINCO

Entre tus silencios, te busco,
con ristras de palabras y llantos,
mandando los versos al viento,
para que lleguen a tus labios.

Mensajeros de amores difíciles,
los únicos que en el fondo me gustan,
de dragones buenos y princesas malas,
de brujas nacidas en otros cuentos.

Dos no se aman si uno no quiere,
pero yo voy tejiendo mis redes,
amarrando palabras y sentimientos,
y mezclándolos con algún lamento.

Es complicado querer en la distancia,
dos ciudades bajo el mismo cielo,
luna y estrellas guardan mi secreto,
dos docenas y media de te quiero...

martes, 1 de enero de 2019

CUARENTA Y CUATRO

Quizás si te tuviera delante, mi dama,
no me atrevería a escribirte todo esto,
el lector se ahorraría un mal poema,
y yo un puñadito de sentimientos...

Quizás si pudiera abrazarte y besarte,
las palabras fluirían hacia tus oídos,
trazando mil pequeños arabescos
al flujo de mi cautivo aliento.

Quizás si estuviéramos juntos
no nacerían poemas de la punta
de mis dedos, sobre el teclado negro,
donde apenas se distingue la letra A.

Por eso ama se escribe con una letra,
entre dos silencios, y pasa el tiempo,
cristalizan los sentimientos y las penas,
nacen y mueren las ansias y secretos.

Y te sigo buscando en la pantalla blanca,
mis ojos acarician tu foto, y sueño
con que fueran mis dedos y tu cuerpo,
mis manos y tus labios, mil sueños...

En las palabras encuentro mi refugio,
quien sabe si tal vez tu reino,
breves mensajeras de tantos sentimientos,
fantasmagorías de presentes alternos...

Sueños, en el fondo somos criaturas
de miel y misterio, de mil renuncios,
de actos reflejos, de costumbres
y de altivos silencios...

Y en mis sueños, te busco, te persigo,
te alcanzo, te beso, y todo desaparece,
incluso nuestras almas y cuerpos,
y de la nada al todo hay un solo verso...

CUARENTA Y TRES

Soñándote...
A veces, es la única forma que tengo de amarte,
incluso en la distancia, a pesar del tiempo,
del espacio, del qué dirán, de ti misma incluso.
Porque al dormir, soy libre, incluso de mis miedos.

Soñándote...
Te persigo, como el amigo fiel o el dulce perrito,
que rastrea incluso tus lágrimas, o tus ataques
de oscura tristeza, y con mis palabras
tejo mundos brillantes e inversos...

Soñándote...
Doy rienda suelta a mis deseos, a mis ansias,
y logro despertarte, con la punta de mis dedos,
recorriendo tu cuerpo en incruenta ceremonia,
con aceites esenciales y un poquito de incienso...

Soñándote...
Convertida al mismo tiempo en altar y en ara,
en principio y final, prolongación de mi cuerpo,
una leve gota de aceite resbala desde tu seno,
y mi lengua la persigue, juguetona, por tu piel.

Soñándote...
Dos cuerpos que se unen en danza implacable,
curvas y rectas que se amoldan, descubriendo,
mil y un pequeños recovecos, con los labios,
con los dedos, piel contra piel, alma con alma.

Soñándote...
Soy por fin libre, y vuelo a tu lado, en la noche,
y tú me sonríes en la distancia, te sonrojas,
nunca te gustó hablar mucho de sentimientos,
ni tampoco valoras tu níveo cuerpo...

Soñándote...
Te hago mía, y al mismo tiempo me entrego,
te busco, me busco, te encuentro, te poseo,
entre caricias y besos, entre quieros y puedos,
y por eso al final triste y solo me despierto...

CUARENTA Y DOS

Besos... ¿En el fondo, qué te cuesta,
qué te importa, que te robe un beso?
¿Acaso vas a quedarte sin aire, mi dama?
¿Temes que te robe el alma, el cuerpo?

¿Qué es un beso?

Quizás la puerta a mil mundos secretos,
la caricia de los cuerpos en la alborada,
el silencio que callan las palabras,
una andanada de promesas al viento,
perderme en tus ojos marrones,
viendo en ellos mi reflejo,
segundos antes de olvidarme de todo...

Curiosos besos, que cierran los ojos,
puesto que sobra el mundo, el lugar,
incluso el tiempo...

Los besos son fenómenos absorbentes,
retazos de magias caducas,
sobrios rituales, corazones abiertos.

¡Si supieras cuantas veces te he besado
en lo más profundo de mis sueños!

CUARENTA Y UNO

Desde el limbo de los recuerdos imposibles,
te escribo estas líneas, mi hermosa dama,
cuando la ausencia se convierte en un dolor
que mana de mi alma al corazón sediento.

Atrás quedaron tantas charlas al anochecer,
pero también risas, y sueños, incluso silencios,
de esos que todo dicen y nada pretenden,
de viejos amantes incluso, tan cómplices.

Añoro escuchar tu voz cada día, cada tarde,
y que sea ella quien me lleve al sueño,
y desde la distancia me doy cuenta de que,
en el fondo, hubo buenos tiempos...

Me preocupa el futuro, y lo sabes, puesto que
para mí te has convertido en un dulce misterio,
y mido las palabras, los actos y los pensamientos,
en vez de dejarme llevar por los actos, y los sueños.

Sueño con besarte, con estar a tu lado, juntos,
compartiendo de la mano el atardecer
desde el mirador de San Nicolás, incluso con gente,
La Alhambra frente a nosotros, y Granada a tus pies.

Sueño con pasear contigo por las calles desiertas,
compartiendo paraguas bajo la lluvia, sintiendo
nuestros cuerpos unidos por el aire que respiramos,
el leve roce de nuestros hombros, la curva de tu cuello...

Una cena a la luz de las velas en mi restaurante favorito,
ese italiano en la plaza Bib-Rambla, una buena sopa,
algo de vino, la pasta en su punto, tal vez un helado,
el camarero nos hace una foto, sonriendo, al terminar.

En la esquina de tu calle, robarte un beso, y que sea
el primero de muchos, quizás de cientos, una promesa,
el fin de semana por delante, solos y tranquilos,
y ya en tu casa, dejar que hablen nuestros cuerpos...

Sueños, a fin de cuentas, bastante inocentes, lejanos,
casi etéreos, de tarde de verano o noche de invierno,
mientras miro tu foto, quemo incienso, y pienso
que tal vez el destino está escrito en los cielos...

139. LA SOMBRA DE SUS MANOS

Manos que sueñan, que acarician, que besan, observan, bailan, hechizan, flotan en el aire, prometen infinitos... Y ella, ella... No se da ni...