sábado, 21 de noviembre de 2020

109. EN EL SILENCIO

En el silencio de la tarde te busco,
y en la distancia, imagino tu sonrisa,
un ciego guiando a otro, impasibles,
porque el triunfo está en el movimiento.
Y emprendo mi camino hacia ti.

Aquellos kilómetros que nos separan,
nos ponen al mismo tiempo a la distancia,
precisa y exacta, para herirte con un verso,
para hacerte sentir mi triste alegría,
mi callada condena de tu indiferencia.

Nunca ha sido fácil el amor a distancia,
cuando todo parece ponerse en contra,
y con ese corazón caprichoso pero anhelante,
te busco, en el silencio de la tarde, 
en la clara oscuridad de la noche.

¡Casi me parece escuchar tu risa en el viento!
Ese sonido que a veces me llega al otro lado
del teléfono, cuando no son las lágrimas...
Y esa maldita soledad que nos rodea, que nos impide,
pero que al mismo tiempo refuerza nuestro amor.

Se busca dama caprichosa y bastante insensible,
para caballero de reluciente armadura de papel,
con una larga lanza de palabras y medias verdades,
yelmo y escudo de besos y versos al aire,
y corazón lleno de quizás y de hasta mañana...

Mas pasan los años, y seguimos adelante,
quizás condenados a encontrarnos desde hace tiempo,
o simples marionetas del destino, que luchan,
que sufren y sueñan, con un presente, fiel,
donde el otro sea algo más que sombras al viento...

sábado, 19 de septiembre de 2020

108: VIDA

Vida. En el fondo, qué más da...
Una simple acumulación de días y noches,
esperando ese mágico mensaje de texto
que no termina de llegar, la necesidad,
poderosa, acuciante, de sentirte,
cerca, a mi lado, en la distancia.
Dos ciudades, dos mundos, dos planetas,
dos universos que convergen bravíos,
que se mezclan más allá del tiempo,
del espacio, con la permanente promesa
de un mañana más justo y mejor.

Y yo, aquí, en la distancia, mendigando
como el indigente a la puerta de la iglesia,
como el suicida al límite de sus fuerzas,
como el Ave Fénix antes de consumirse
en postrera llamarada, te llamo, te espero,
reclamo tu presencia al otro lado del mundo,
de ese maldito universo que nos hizo vivir,
en el mismo cuerpo pero en distinta ciudad.

Y miro el cielo, sigo el rumbo de la luna,
cada amanecer busco tu reflejo en el viento,
me torturo escuchando el sonido de tu voz,
y busco en el Whassap la confirmación
de que has recibido mi mensaje, lo has leído,
para en el último momento decidir
que no quieres contestar, al menos de momento...

Y me consumo lentamente en tu ausencia,
como el yonki que no logra la libertad,
puesto que esa supondría perderte,
olvidarme de la esperanza, de un día,
poder besarte y robar de tus labios
el frío de la muerte que habita en tu interior...
 

139. LA SOMBRA DE SUS MANOS

Manos que sueñan, que acarician, que besan, observan, bailan, hechizan, flotan en el aire, prometen infinitos... Y ella, ella... No se da ni...