sábado, 1 de julio de 2023

132. Ansias de ti

En medio de los días sin sol y de las noches sin luna, buceo en mis recuerdos hasta encontrarte, única, perfecta, celestial, mágica... Y entonces sé que me he equivocado.

No me enamoré de una musa, de una ilusión, de una sirena o de una náyade. Tampoco de el reflejo del almendro en flor en el lago, junto al Monte Fuji. Ni de ese viento del este que me acaricia la cara cuando paseo por el acantilado. No te encuentro en el sol del ocaso, que calienta mi corazón por las veredas del parque del Retiro. No eres una criatura surgida de lo más profundo de mi imaginación, de mi necesidad de amar. No te inventó Bécquer en una noche de niebla, mientras paseaba por las calles de Toledo.

Porque eres una mujer real, perfecta en su imperfección, de ojitos castaños, pequeños como dos puñales que me traspasan el alma incluso desde el recuerdo. Con tu salvaje melena pelirroja, que de vez en cuando te empeñas en dominar en coleta. Con tu piel blanca como la de un recién nacido, y llena de pecas hasta en los lugares más insospechados. Con tu figura alta y desgarbada, tus pechos pequeños pero firmes, los brazos tan largos que me muero por abrazarte, y esas piernas que pareces no saber lo que hacer con ellas cuando nos sentamos en una de las terrazas de la Alhambra.

Me enamoré de tu realidad, incluso de ese trabajo que unos días amas, otros odias, al que fui a buscarte una noche de otoño, harto de esa virtualidad, tan cómoda por otra parte. De esas músicas que compartimos. ¡Mira que no entender tu mensaje cuando me ponías, una y otra vez, "Algo contigo", de Rosario Flores!

¿Cuántos años han pasado ya, desde entonces? Dicen las malas lenguas que desde 2014, cuando me enamoré de ti; o puede que antes, cuando te enamoraste de mi. Existía el pequeño problema de mi mujer (mal rayo la parta), y fuiste prudente. Tanto, que creo se te pasó el amor. Y ahora, cada mensaje, cada carta, cada regalo, cada nota de voz, es una lucha por conquistar eso que tanto ansío: toda tú, todos tus sueños, tu voluntad, tus recuerdos, tu pasado, tu presente y tu futuro. Todo ello envuelto con un bonito lazo de raso, que será la única prenda que te permitiré tener, y que lucirás orgullosa en el cuello...

139. LA SOMBRA DE SUS MANOS

Manos que sueñan, que acarician, que besan, observan, bailan, hechizan, flotan en el aire, prometen infinitos... Y ella, ella... No se da ni...