miércoles, 11 de enero de 2012

* NANA

Duerme, mi niña...
Que te cubriré de versos...

Duerme mi amor...
Que te llenaré de besos...

Duerme mi àngel...
Y te regalaré un reino...

Duerme mi cielo...
Y te sembraré de estrellas...

Duerme mi vida, duerme...
Y dormiré entre tus sueños...

Duerme...

Duerme...

* EN EL DESIERTO

Como palabras varadas en mis labios
van encallando uno tras otro mis sueños,
demasiados, lo sé, para un solo verso...
Pasan los minutos al ritmo de mis pasos,
y estoy huérfano de destino, de amante,
de hechicera, de sueño, de amada,
y sigo buscando el cielo en el cieno...

Un nombre de mujer quema mis labios,
y se engarfia desde el pasado en mi pecho,
toneladas de recuerdos siempre acechando,
incluso en mitad del estéril páramo yerto...

Y rememoro otros paseos estériles,
bajo el frío y duro sol del mes de enero,
calentando mis lágrimas con el espejismo
de sus castos, impúdicos y certeros besos...

Solo en mitad del infinito destierro negro,
busco en mi piel el recuerdo de sus caricias,
mas aquel asesino cruel, el fugitivo tiempo,
me muestra en el dorso de mis manos
las huellas de su implacable caminar...

Un nuevo nombre de mujer desciende
envuelto en brumas de imposible hielo,
buscando en mis labios su cobijo,
y en el corazón se vuelve sentimiento...

Mientras yo sigo vagando por el árido,
estéril destierro, llamado soledad,
tristeza, desencanto, y me pregunto,
mas en mi silencio preñado de voces,
dónde encontraré la esperanza de nuevo,
quién podrá devolverme la fe y las fuerzas,
y la ilusión para seguir vivo y despierto...

Porque solamente en mis sueños, Ella,
mi amada surgida del frío y del hielo,
se acerca a mí, cubriéndome de besos,
y despierta mi alma con su casto aliento...

139. LA SOMBRA DE SUS MANOS

Manos que sueñan, que acarician, que besan, observan, bailan, hechizan, flotan en el aire, prometen infinitos... Y ella, ella... No se da ni...