te busco, incansable, mas allá del tiempo,
y recuerdo la primera vez que nos vimos...
Al verte, me olvidé de todo, incluso de ella,
y pasamos la tarde los cuatro, hablando,
aunque yo no podía dejar de mirarte,
pues eras lo más bello que mis ojos habían visto...
El tiempo y el espacio marcaron las reglas,
y nos hicimos muy buenos amigos, aquellas cartas,
que todavía conservo, impregnadas del olor a mar,
de tu hermosa tierra, a la que tanto quiero...
Aunque a tu lado, cualquier lugar será hermoso,
y el océano inmutable asistirá al reencuentro
de dos viejos amigos... Pero yo quiero más,
sueño con besarte, con amanecer a tu lado...
Deseos fugaces, pasiones soterradas,
sentimientos precarios y esquivos,
estoy enamorado del aire que te rodea,
de tus profundos y hermosos ojos...
Mis labios ansían besarte, fundirse con los tuyos,
mis manos sueñan con recorrer tu cuerpo,
con oler el aroma a sal en tus cabellos,
y ver rielar el sol sobre tu piel al atardecer...
¿Si tanto siento por ti, por qué no te lo digo?
¿Por qué te entrego el corazón sin condiciones?
¿Sin saber siquiera si seré correspondido?
Preguntas sin respuestas, en una noche de verano...
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