Déjame soñar, hermosa dama,
con un mundo pretérito
en el que todo es posible,
y el amor triunfa...
sobre la misma vida...
Déjame probar, hermosa dama,
la miel de tus labios,
pues ya conozco demasiado
la sal de tus lágrimas...
y tus sabores secretos...
Déjame escuchar, hermosa dama,
los latidos de tu corazón enamorado,
las palabras detrás de tus silencios,
el cascabeleo de tu fresca risa...
y el aleteo de tus sonrisas...
Déjame rozar, hermosa dama,
con los labios la piel de tu cuello,
el contorno de tus brazos,
el valle entre tus senos...
y saborear tu desnudez...
Déjame estar, hermosa dama,
a tu lado en los malos momentos,
que todo el mundo quiere los buenos,
y acompañarte por el purgatorio...
de la distancia y el tiempo...
Déjame ser, hermosa dama,
el amante amigo y consejero,
el perpetuo y fiel enamorado,
la fuente de todo consuelo...
y el sueño tras tus sueños...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
jueves, 5 de marzo de 2015
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