En el silencio de la tarde te busco,
y en la distancia, imagino tu sonrisa,
un ciego guiando a otro, impasibles,
porque el triunfo está en el movimiento.
Y emprendo mi camino hacia ti.
y en la distancia, imagino tu sonrisa,
un ciego guiando a otro, impasibles,
porque el triunfo está en el movimiento.
Y emprendo mi camino hacia ti.
Aquellos kilómetros que nos separan,
nos ponen al mismo tiempo a la distancia,
precisa y exacta, para herirte con un verso,
para hacerte sentir mi triste alegría,
mi callada condena de tu indiferencia.
Nunca ha sido fácil el amor a distancia,
cuando todo parece ponerse en contra,
y con ese corazón caprichoso pero anhelante,
te busco, en el silencio de la tarde,
en la clara oscuridad de la noche.
¡Casi me parece escuchar tu risa en el viento!
Ese sonido que a veces me llega al otro lado
del teléfono, cuando no son las lágrimas...
Y esa maldita soledad que nos rodea, que nos impide,
pero que al mismo tiempo refuerza nuestro amor.
Se busca dama caprichosa y bastante insensible,
para caballero de reluciente armadura de papel,
con una larga lanza de palabras y medias verdades,
yelmo y escudo de besos y versos al aire,
y corazón lleno de quizás y de hasta mañana...
Mas pasan los años, y seguimos adelante,
quizás condenados a encontrarnos desde hace tiempo,
o simples marionetas del destino, que luchan,
que sufren y sueñan, con un presente, fiel,
donde el otro sea algo más que sombras al viento...
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