Dos rosas frescas
sobre la tumba blanca,
y así todos los días
de la semana...
Verano, otoño,
invierno y primavera,
siempre dos rosas,
cada mañana...
Pasan los años,
la misma persona,
el mismo amor,
el mismo dolor...
Amor que resiste
y lucha la muerte,
dolor que perdura
y sigue la vida...
El mismo amante,
bajo el sol o la lluvia,
el mismo amor
que nunca olvida...
Mas un día no hay
rosas frescas,
sino un nuevo nombre
sobre la lápida...
No hubo un adiós,
ni un hasta mañana,
ya no habrá más rosas
sobre la tumba blanca...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
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