Entre dos silencios, te busco,
por caminos que huyen los mortales,
los árboles abatidos me observan pasar,
sus ramas susurran tu nombre, y yo,
camino por tierras embarradas,
esquivo las piedras y los charcos,
me arrastro entre las zarzas y la retama,
y grito tu nombre en el silencio...
por caminos que huyen los mortales,
los árboles abatidos me observan pasar,
sus ramas susurran tu nombre, y yo,
camino por tierras embarradas,
esquivo las piedras y los charcos,
me arrastro entre las zarzas y la retama,
y grito tu nombre en el silencio...
Me despierto, enfebrecido, en mi cama,
enredado entre las sábanas y la manta,
resollando como si terminase una carrera,
y la luz de la luna llena me persigue.
Grito tu nombre en el silencio,
el gato se une al concierto, y entre ambos,
lloramos por tu ausencia, tan larga,
por ese futuro, que no llegará.
Ahora, poco importa quién tuvo la culpa,
de quién fue la idea de separarnos,
de quedar como amigos, malditas palabras
que esconden el final de un amor, de una vida,
de tantos sueños en común, incluso pesadillas,
de tantos planes, ilusiones, risas y lágrimas.
Te fuiste, amada mía, y yo, te sigo buscando,
dormido, despierto, vivo, o muerto...