jueves, 5 de febrero de 2015

TRES

Y me voy arrastrando entre silencios,
llenando de tus risas el eco del tiempo,
escuchando el recuerdo de tus lágrimas,
y las palabras que nunca abandonaron tu boca...

Silencios que se llenan de sentimientos,
preñados de incierta ausencia, pero...
pero a la vez, cargados de ternura,
de sueños, de vagas promesas de amistad...

Y recuerdo cada letra de sus palabras,
cada mínimo detalle olvidado,
incluso el nimio motivo del adiós,
del comienzo de la inclemente condena...

El paso del tiempo no atempera nada,
es falso que el olvido llegue de la ausencia,
pues incluso ausente, la busco, la ansío,
la imagino presa en un marasmo de versos...

Lentamente se va quemando el incienso,
marcando humeante el paso del tiempo,
y su rastro me persigue desde el ayer,
anegando mi presente en el mañana...

Dejar pasar los días, las horas, los minutos,
hasta que el tiempo borre las huellas,
para que se olvide la causa de la disputa,
puesto que no alcanzan las palabras...

Esas manos, ese cuello, esos ojos, esa mirada,
esa melena rebelde y alborotada, libre,
esos labios que he besado en sueños,
ese corazón que ha latido entre mis manos...

Furtivos versos, es todo lo que me queda,
el lamento del paria fuera del paraíso,
el llanto del ciego por no ver sus ojos,
la pena del sordo privado de su voz...

Palabras, solo palabras, el arma del poeta,
fieles cómplices de mil amores y desamores,
ùnico rastro de mi completa tristeza, mas...
a la vez, zarcillos engarfiados en el tiempo...

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