jueves, 15 de octubre de 2015

VEINTICINCO

He seguido sus huellas
por la ciudad desierta,
sintiendo su presencia...

He dormido a pocos metros
de la funda de su almohada,
soñando siempre con ella...

Me ha mojado la misma lluvia,
empapando mis zapatos y ropas,
como si el cielo también llorase...

He mirado desde el suelo
las lejanas estrellas, pensando,
que estaban más cerca que ella...

He olido en la Alhambra
el perfume de su pelo
entre magnolias y camelias...

En las cuevas del Sacromonte
he perseguido en vano el sonido
de su etérea risa cristalina...

Y todo en la ciudad me hablaba
de ella, incluso estando lejos,
y he seguido sus pasos en la noche...

La próxima vez, mi hermosa dama,
compartiremos tiempo y espacio,
desde el alba hasta el ocaso...

Y entonces, los sueños más locos
se harán realidad, y te robaré
un beso de tus cárdenos labios...

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