Porque hay momentos, como ahora,
en los que solo quisiera llorar,
cuando se rompe en pedazos un sueño,
y la vida pierde el Norte y el Sur...
Un viaje se convierte en un error,
en una pesadilla... y te pierdo...
¿Qué será de mi sin tu risa,
sin tu sonrisa, sin tu voz?
Pues ahora me fustigas, inclemente,
con el vacío de tu ausencia...
con tus silencios crueles...
con tu dura indiferencia...
¿Qué mal había en conocernos,
en vernos por vez primera,
en compartir un café o un paseo,
un desayuno o una merienda?
Tampoco te estaba pidiendo la Luna,
aunque bien sabes que la habría
bajado del cielo por ti, y también
un millón o dos de estrellas...
Solo tu presencia, y un poquito,
solo una pizca, de tu tiempo...
Mas creo que en el fondo tuviste
un extraño e irracional miedo...
¿Miedo a decepcionarte conmigo,
o a que yo me decepcionase al verte?
¿Temor a que se rompiera el precario,
delicado equilibrio que mantenemos?
Sé que no es fácil moverse en el filo
entre la amistad y otro sentimiento,
pero soy un funambulista experto,
nacido al borde de tu aliento...
Y ahora, por vez tercera, nos peleamos,
y me quedo engarfiado en recuerdos,
de conversaciones en la madrugada,
de risas, de llantos, de anhelos...
Y tan solo me quedan las palabras
para exorcizar mis pensamientos,
para expresar mi dolor y desconcierto,
frente al vacío que me devora por dentro...
¿Volverán las aguas a su cauce,
o naufragaré en espacio y tiempo?
Desde el dolor escribo estos versos,
mientras sueño contigo despierto...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
martes, 6 de octubre de 2015
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140. UN REGRESO INESPERADO
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