Cada vez que
piensas en mí… lo siento…
Aquella vieja
energía que recorre mi cuerpo…
Los viejos y locos
sueños de la infancia…
Cuando todo era
mucho más sencillo…
Tantas mañanas
ansiando la lluvia,
para sentir su
frescor en el cuerpo,
que pegase mi
camisa blanca de uniforme,
y formase una
segunda piel mojada…
Solo para sentirme
mucho más viva,
especial… por nacer
desde dentro…
Ahora soy demasiado
mayor para esas cosas,
lo hice un par de
veces… y me miraron mal…
con mi larga melena
negra, y la blusa blanca,
y aquél sujetador
negro que tanto te gusta…
Recibir el beso de
la lluvia,
sus húmedos
secretos,
es recuperar la
inocencia de otros tiempos…
La última vez que
nos pilló la tormenta
terminamos
empapadas, corrimos a casa,
y bajo la ducha
caliente enlazamos los cuerpos,
y la cama fue
nuestro campo de batalla…
Por eso, ahora,
cuando llueve con fuerza,
te recuerdo, te
añoro, te echo de menos,
y siento que tus
manos me recorren,
desvelando secretos de amantes…
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