jueves, 18 de abril de 2019

103. BESOS AL VIENTO



Como las lágrimas desprendidas de tus ojos
mis manos vuelan a tu encuentro, ingrávidas,
atravesando el espacio y el tiempo,
para aportarte el magro consuelo
de los viejos amantes despechados.

Hace ya varios años que empezó el sueño,
primero un juego, luego un lamento,
ahora quién sabe qué extraño movimiento
nos hizo encontrarnos al otro lado
de la pantalla, del mundo, de la realidad,
bastaron unas cuantas conversaciones,
por la tarde, por teléfono, unos atardeceres,
nuestras vidas se fueron ligando,
como en un trasnochado cuento de hadas…

Desaparecieron las palabras,
llegaron los silencios, pero seguimos adelante,
como burros con anteojeras, como esclavos
de la nada y del viento, y ahora,
nada existe más allá de tus lágrimas,
de tu voz en el teléfono, de mis versos,
de tantos recuerdos reales o imaginados,
de los libros que compartimos a distancia,
de las películas que nos enseñaron
que todo era posible, para los amantes.

Y te sigo lanzando besos al viento,
envueltos en versos, entre mil silencios,
y te sorprendo con pequeños regalos,
siempre pendiente, siempre presente,
siempre a tu lado en la cruel distancia,
envolviéndote en un protector capullo
como la ninfa o crisálida que nacerá
a su debido momento, entre mis brazos,
cuando de tus labios recolecte el primer beso.



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