Espérame al filo de
la medianoche, me dices,
bajo la luz de la
cuarta farola de la calle Real,
junto a la vieja
Real Fábrica de Tabacos…
Que yo vendré a ti,
en la penumbra del alma…
Espérame paciente
en el limbo entre dos días,
en el gran vacío
que nunca se llena del todo,
en los silencios
retumbantes de tu corazón…
Que yo te tomaré
entre mis gélidos brazos…
¿Tienes miedo a la
muerte, a la oscuridad?,
te preguntaré
suavemente al oído, y alzaré
hacia el cielo tu
barbilla, y con labios fríos,
buscaré el pulso de
la vida en tus arterias…
Y tendré que
decidir cuál de los dos instintos,
tan básicos, se
impone… Amor o alimento,
esa es tu función,
tu maldición, cada noche…
En cada cita, el
guión no está escrito…
Anoche, terminamos
entre sábanas de raso,
entrelazando
nuestros cuerpos en tormentas
de caricias, de
roces, de besos, de vida y sangre,
y conseguí una vez
más despedirme al alba…
Mas esta noche, no
lo sé, divago entre dudas,
los años me pesan,
demasiadas soledades oscuras,
son una carga
excesiva incluso para una inmortal,
hoy tendré, una vez
más, que decidir tu futuro…
Vampira y humana,
unidas para amar…