viernes, 22 de febrero de 2019

98. LA LLAVE DE TU CORAZÓN

A veces me siento como un caballero andante
en pos de un dragón danzarín o de una princesa,
rebuscando en mil baúles de los recuerdos
la llave que abre las puertas de tu corazón.

A base de poemas, de libros, de cuentos,
con ciento y pico canciones y varias películas
me voy acercando al preciado objetivo,
venciendo las últimas defensas doloridas.

Si enamorarme de ti fue una sorpresa,
el paso del tiempo solamente ha fortalecido
mis más ocultos sentimientos e ideas,
arrastrándome por caminos desconocidos.

Nada hay más duro de vencer que el dolor
de quien tanto ha sufrido, pues no confía,
no se permite soñar con algo distinto,
con un mundo de dragones buenos.

Eres la reina de mis mundos de tinta,
la musa lejana pero tan necesaria,
la voz encapsulada en un mensaje,
la foto radiante en la pantalla del móvil.

Presente incluso en mis sueños más secretos,
a veces me despierto en mitad de la alborada,
justo en el momento en que nuestros labios
se unen, se confunden, en un largo beso.

Llevado por la imaginación, te escribo,
y cada poema es un testigo amoroso,
quizás la única forma de estar a tu lado,
de hacer que se esfumen distancia y tiempo.

Todo habría sido mucho más sencillo
de compartir ciudad y calles, río y cielo,
incluso la Alhambra te acabaría gustando
de tanto recorrerla de la mano conmigo.

Pero mientras tanto solo nos quedan
vidas separadas, pero los mismos sueños,
y momentos donde sobran las palabras,
y se deja hablar... a los versos...

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