En
el silencio de la madrugada,
mis
labios buscan tu cuello,
como
una nave en puerto seguro,
como
el cachorro en mitad del sueño.
Y
tú te das la vuelta dormida,
y
me quedo mirando tu cuerpo,
valles
y sombras bajo las sábanas,
campo
de batalla sagrado y secreto.
Así,
en reposo, pareces feliz,
lejos
de la vida y sus misterios,
en
un lugar donde el dolor no existe,
ni
tampoco distancia ni tiempo.
Tantos
años juntos pero separados,
tanto
tiempo soñando contigo,
y
al final compartimos lecho,
y
te siento a mi lado en el sueño.
Sueños,
en el fondo, todo lo que tengo,
me
cuesta distinguir la realidad,
pero
estando por fin a tu lado,
el
mundo cabe entre mis brazos.
Te
miro, y me sonríes, dormida,
mis
labios buscan los tuyos,
poco
a poco te despierto,
y
nos amamos en la alborada.
Nuestros
cuerpos se buscan,
sedientos,
y se encuentran,
entre
las sábanas revueltas,
en
los límites de la realidad…
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