HACIA EL ÚLTIMO VELO …

Esperándote, como siempre, al teléfono....
mil cosas por hacer, me dices, demasiadas,
y yo, sin embargo, te imagino de otra manera...

Hablar contigo, cada tarde, es un misterio,
por no saber cuando caerá el último velo,
la postrera mentira que me roba la vida...

Hace ya mucho tiempo que lo sabes, amor,
que te confesé mis verdaderos sentimientos,
y grabé tu nombre a fuego en mi cuerpo...

Y, sin embargo, te haces la despistada,
y no quieres escuchar mis palabras,
tal vez asustada por los sentimientos...

A veces, incluso, me haces dudar de mi cordura,
si es bueno, hermoso, o soy un simple necio,
preso de mil palabras que jamás me has dicho...

Amarte, adorarte, soñarte, esperarte en el limbo,
en la frontera entre la vida y el sueño, amor,
y lanzar hacia ti mil dardos envenenados...

Enloquezco, por estar tan lejos de ti,
por no formar parte de tu vida real,
y besarte solamente en mundos de tinta...

Si al menos pudiera abrazarte, amor,
sentir tu menudo cuerpo contra mi pecho,
acariciar tu cabello negro, sentirte...

Pues mis manos están huérfanas si estás lejos,
y respiro solamente para soñarte, amor,
y sueño con tenerte, por fin, a mi lado...

Moriría por ti, lo sabes, y mataría, es cierto,
y tal vez porque en el fondo no te conozco,
no dejo de amarte, ni vivo ni muerto...