domingo, 29 de julio de 2012

HAMBRE DE MUSA...


Verla, allí, tan cerca... y sin embargo, tan lejos...
Ahogarte con el flujo de palabras que no dices,
y dejar que hablen las almas... y ellas lo saben...
Llora el corazón... un lamento desgarrador...
de soledades, de ausencias, eternas y calladas,
de insondables abismos de mudas tristezas...

Las ideas se atascan, dando vueltas y vueltas,
en medio de la nada, mientras la miras...
y procuras grabarla en tu pobre memoria...
Cada gesto, cada roce, caricia, sonrisa...
incluso el aire que exhala al respirar...
se convierten en algo único, irrepetible...

Momentos mágicos, preñados de misterio,
la amargura de lo efímero, por verla...
y callarte lo que piensas y necesitas...
Ayer merendé con mi musa, pero ella...
estaba en otra mesa, con sus amigas...
y yo... rumiaba tristes pensamientos...

Mi musa de ojos negros... tan callada...
mirándome... y compartiendo almas...
y luchando en mil batallas perdidas...
Amor irreal, improbable y prohibido,
entre el poeta y su esquiva musa...
que ayer, una vez más, se hizo carne...

Mi hermosa, triste y solitaria musa...
avísame antes de tu próxima visita...
porque estoy hambriento de tus labios...

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