Soy un débil fantasma, que vive,
Inquieto, dentro de tu corazón...
Latido tras latido, me olvido,
A veces, de todo el camino...
Viajo por tu cuerpo, enamorado,
Incapaz de encontrar un sentido,
De imaginar mi propia vida,
Alejado de tus sueños, amor...
Era una tarde de lunes, lo recuerdo,
Saliste de la niebla y del frío...
Sin decir una palabra, me enamoré...
Una sola mirada, y mi corazón,
Entrenado en las penas del amor,
Ñoño como un buen romántico,
Ocasionó en mí enorme daño...
Quisiera decirte que me arrepiento,
Únicamente, de haberte amado...
Incluso de haberte conocido...
Estaría dispuesto a negarlo todo...
Renegando incluso de mi corazón...
Odiándome por haberte querido...
Sería tan fácil engañarme a mí mismo,
Olvidando que caí en tus brazos como
Ñame dulce y maduro, recolectado
Amorosamente por tus bellos ojos,
Rielantes de miles de misterios...
Como un niño, me acerqué a ti,
Obediente y confiado, te amé...
Nadie, antes ni después de mí
Te amará tanto, con pasión,
Ignorando cualquier peligro...
Gozoso, me hundí en las simas,
Oscuras, lóbregas, de tu alma...
Y allí, en las profundidades...
Precisamente cuando perdía
Esperanza, razón y fe, te vi...
Reconocí en tus ojos el brillo,
Distante, del alma gemela,
Emergiendo desde la nada,
Rasgando mil fachadas,
Mientras yo te soñaba...
En el limbo de la muerte...
Eres comienzo y final,
Navegando por mi alma...
Tocarte, abrazarte, besarte,
Usar tu cabello glorioso para
Secar mis últimas lágrimas...
Saber que estás a mi lado,
Incluso en la distancia amarga,
Llena mi corazón de alegría y
Esperanza en el mañana...
No permitas que la razón,
Codiciosa arpía, nos separe...
Imagina mis besos en el viento,
O mis manos acariciando tu cara...
Siente mi presencia a tu lado...
O ven otra vez, conmigo, amor...
Solo por tú, lo sabes, yo vivo...
Mis sueños, los conoces...
Incluso mis pesadillas,
Secretos llantos perdidos,
Tupidos silencios de lágrimas...
Es tan sencillo amarte, pero...
Resulta tan fácil perderte...
Incluso, a veces, sueño...
Olvidarte, y dejar de sufrir...
Sobrevivir... lejos de ti...
Debería ser más prudente,
Extender mis alas de niebla...
A lo mejor, de esa manera,
Odiándome por haberte querido...
Sería tan fácil engañarme a mí mismo,
Olvidando que caí en tus brazos como
Ñame dulce y maduro, recolectado
Amorosamente por tus bellos ojos,
Rielantes de miles de misterios...
Como un niño, me acerqué a ti,
Obediente y confiado, te amé...
Nadie, antes ni después de mí
Te amará tanto, con pasión,
Ignorando cualquier peligro...
Gozoso, me hundí en las simas,
Oscuras, lóbregas, de tu alma...
Y allí, en las profundidades...
Precisamente cuando perdía
Esperanza, razón y fe, te vi...
Reconocí en tus ojos el brillo,
Distante, del alma gemela,
Emergiendo desde la nada,
Rasgando mil fachadas,
Mientras yo te soñaba...
En el limbo de la muerte...
Eres comienzo y final,
Navegando por mi alma...
Tocarte, abrazarte, besarte,
Usar tu cabello glorioso para
Secar mis últimas lágrimas...
Saber que estás a mi lado,
Incluso en la distancia amarga,
Llena mi corazón de alegría y
Esperanza en el mañana...
No permitas que la razón,
Codiciosa arpía, nos separe...
Imagina mis besos en el viento,
O mis manos acariciando tu cara...
Siente mi presencia a tu lado...
O ven otra vez, conmigo, amor...
Solo por tú, lo sabes, yo vivo...
Mis sueños, los conoces...
Incluso mis pesadillas,
Secretos llantos perdidos,
Tupidos silencios de lágrimas...
Es tan sencillo amarte, pero...
Resulta tan fácil perderte...
Incluso, a veces, sueño...
Olvidarte, y dejar de sufrir...
Sobrevivir... lejos de ti...
Debería ser más prudente,
Extender mis alas de niebla...
A lo mejor, de esa manera,
Mi vida sería más sencilla...
Amándote menos, no sufriría,
No lloraría por ti en la noche...
Tendría la certeza de seguir,
Estimulado por tu recuerdo...
Sin morirme por estar lejos...
Sin morirme por estar lejos...
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