Escribo
para saciar mi alma,
curtida
en mil solitarias batallas...
casi todas ellas, contra mí mismo...
y esas son las más duras de librar...
En las letras encuentro la paz...
al mismo tiempo que la calma...
casi todas ellas, contra mí mismo...
y esas son las más duras de librar...
En las letras encuentro la paz...
al mismo tiempo que la calma...
y
dejo fluir los sentimientos...
del
cero... hacia la nada...
Vivo
a caballo entre dos mundos,
el
real, con sus magias, problemas,
sueños,
presencias y ausencias...
y
miles de pequeñas sonrisas...
Pero
también me muevo, en silencio,
por
las oscuras aguas de la tinta...
donde
se reproducen las ideas,
los
versos, las mentiras y los sueños...
Escribo,
en silencio, mirando...
el
reflejo de pedacitos de la vida,
y
los convierto en sombras esquivas,
en
luminosos fantasmas de imposibles...
Y
con cada verso, cae un mundo...
con
cada poema, un universo...
de
todas aquellas cosas que imagino,
y
comprimo en mi realidad...
Soy
un destructor de mundos ideales,
pues
los comprimo, moldeo y adapto
para
que encajen, entre miles de restos,
que
vagan por mi corazón y mi mente...
Y
los lanzo hacia ti, desde el otro lado,
con
mensajes de amor, de ausencias,
de
ansias y pesares, de sueños...
hijos
de un corazón enamorado...
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