Hoy, al revisar las viejas fotos, veo tu cara...
Tan joven, que yo ni siquiera había nacido...
Y noto una fuerte amargura, al recordar...
que no tengo en casa una sola foto tuya...
¿Acaso resulta lógico tratar así al amigo?
Viejos carnés que me hablan de tiempos...
ignotos, lejanos, pretéritos, extraños,
cuando las arrugas no surcaban tu cara,
y tus ojos, que cada día miro en el espejo,
no estaban cargados de profunda tristeza...
Tu voz regresa desde las sombras, abuelo,
pero solo en mi mente, pues olvidé el sonido...
cientos de horas de cuentos, y no queda nada...
ni una triste grabación de tus palabras o versos...
¡Lo que daría hoy por escucharte de nuevo!
Año 1955... con razón me cuesta tanto verte,
asociar aquellos tiempos con los míos...
Una decena de carnés, eso es todo, el resumen
de una vida, de mil luchas, y cientos de sueños,
que demasiadas veces, no viste cumplidos...
El tambor de mi vida resuena con fuerza,
bombeando sangre y recuerdos hacia la nada,
y quisiera pensar que hay algo más que materia...
y que de vez en cuando, mientras escribo, vienes,
y es tu presencia la que acaricia mi mejilla...
Voces que se llevaron el viento y el tiempo,
aquellos que murieron, pero no del todo,
pues el amor y el cariño de los vivos
todavía perpetúan su recuerdo... y escribo,
para rescatar a mi abuelo del olvido...
Tan joven, que yo ni siquiera había nacido...
Y noto una fuerte amargura, al recordar...
que no tengo en casa una sola foto tuya...
¿Acaso resulta lógico tratar así al amigo?
Viejos carnés que me hablan de tiempos...
ignotos, lejanos, pretéritos, extraños,
cuando las arrugas no surcaban tu cara,
y tus ojos, que cada día miro en el espejo,
no estaban cargados de profunda tristeza...
Tu voz regresa desde las sombras, abuelo,
pero solo en mi mente, pues olvidé el sonido...
cientos de horas de cuentos, y no queda nada...
ni una triste grabación de tus palabras o versos...
¡Lo que daría hoy por escucharte de nuevo!
Año 1955... con razón me cuesta tanto verte,
asociar aquellos tiempos con los míos...
Una decena de carnés, eso es todo, el resumen
de una vida, de mil luchas, y cientos de sueños,
que demasiadas veces, no viste cumplidos...
El tambor de mi vida resuena con fuerza,
bombeando sangre y recuerdos hacia la nada,
y quisiera pensar que hay algo más que materia...
y que de vez en cuando, mientras escribo, vienes,
y es tu presencia la que acaricia mi mejilla...
Voces que se llevaron el viento y el tiempo,
aquellos que murieron, pero no del todo,
pues el amor y el cariño de los vivos
todavía perpetúan su recuerdo... y escribo,
para rescatar a mi abuelo del olvido...
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