martes, 21 de agosto de 2012

TENDRÁS UNA JAQUECA, HIJO MÍO...


Cuando el mundo se nuble y oscurezca
con hermosas vetas de colores brillantes,
y se ponga a dar vueltas y más vueltas...

Cuando el cascabel del gato resuene,
en tu mente, como la mayor campana,
y sus soplidos se vuelvan vendavales...

Cuando incluso te duelan las caricias,
y te molesten los besos, por moverte,
y solo desees desconectar del mundo...

Cuando tu cuello sea un rígido poste,
sobre el que descansen tus torpes ideas,
y ni puedas soportar el olor de la comida...

Cuando se te salga el cerebro por los ojos,
te hiervan las orejas y te duela el alma entera
si tienes que estornudar, por la alergia...

Cuando todas estas cosas te pasen a la vez,
y nadie lo vea, lo valore, se de cuenta ni importe...
y te digan: "No te quejes, no es para tanto..."

Cuando sin beber tengas lengua de trapo,
y un fuerte dolor, entonces, y solo entonces...
Tendrás una jaqueca, hijo mío...

"Por eso vete olvida mi nombre mi cara, mi casa,
y pega la vuelta, "pero hazlo de puntillas, sin ruido,
que hoy me está matando la muy zorra...

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