Un
día más, antes del amanecer, se levanta...
el sol se remueve en la cuna, perezoso, se estira,
y la mira con sus ojos de cielo, entre dos mundos...
mientras ella, una mujer, se pone en marcha...
El astro rey la conoce desde hace mucho tiempo,
a los 17 años ya vivió por primera vez la plaga,
la enfermedad del olvido, de la pérdida absoluta...
y ahora, vuelve a empezar el mortífero ciclo...
Si duro es cuidar de un ser querido, mucho más,
cuando el cuerpo permanece, y quien se esfuma,
es la mente... Una vida entera que desaparece,
mientras otra, por desgracia, lo recuerda todo...
Recordar, a quien no sabe ni quién es, una vida...
mantener viva la ilusión, y dedicarle todo tu amor,
hacia una persona que desconoce tu identidad...
a quien llamas "abuela"... y luego, "mamá"...
Y día tras día, ella, una débil mujer, se convierte...
en el último baluarte de la memoria, de una vida,
en paladín de mil combates contra el tiempo...
y lo único que pide... es una débil sonrisa...
A veces me pregunto por qué un dios esquivo
permite tanto sufrimiento, tanta tristeza...
por qué nos priva del recuerdo de nuestra alma,
por qué nos mata, y nos tortura, de esa manera...
Mi amiga, por segunda vez en su vida,
tiene que luchar contra la enfermedad del olvido,
y aunque a veces le faltan las fuerzas del alma...
saca fuerzas del pozo de los recuerdos, y respira...
Y ella resurge, cada mañana, con la caricia del sol,
y comienza, de nuevo, la lucha, siempre más ardua,
cada día que pasa, su armadura de recuerdos...
y la espada, bien alta, del amor, la fe, y la esperanza...
No te rindas, amiga...
el sol se remueve en la cuna, perezoso, se estira,
y la mira con sus ojos de cielo, entre dos mundos...
mientras ella, una mujer, se pone en marcha...
El astro rey la conoce desde hace mucho tiempo,
a los 17 años ya vivió por primera vez la plaga,
la enfermedad del olvido, de la pérdida absoluta...
y ahora, vuelve a empezar el mortífero ciclo...
Si duro es cuidar de un ser querido, mucho más,
cuando el cuerpo permanece, y quien se esfuma,
es la mente... Una vida entera que desaparece,
mientras otra, por desgracia, lo recuerda todo...
Recordar, a quien no sabe ni quién es, una vida...
mantener viva la ilusión, y dedicarle todo tu amor,
hacia una persona que desconoce tu identidad...
a quien llamas "abuela"... y luego, "mamá"...
Y día tras día, ella, una débil mujer, se convierte...
en el último baluarte de la memoria, de una vida,
en paladín de mil combates contra el tiempo...
y lo único que pide... es una débil sonrisa...
A veces me pregunto por qué un dios esquivo
permite tanto sufrimiento, tanta tristeza...
por qué nos priva del recuerdo de nuestra alma,
por qué nos mata, y nos tortura, de esa manera...
Mi amiga, por segunda vez en su vida,
tiene que luchar contra la enfermedad del olvido,
y aunque a veces le faltan las fuerzas del alma...
saca fuerzas del pozo de los recuerdos, y respira...
Y ella resurge, cada mañana, con la caricia del sol,
y comienza, de nuevo, la lucha, siempre más ardua,
cada día que pasa, su armadura de recuerdos...
y la espada, bien alta, del amor, la fe, y la esperanza...
No te rindas, amiga...
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