Nacen las ideas, perezosas, sobre el teclado,
Creando versos de amor y desamor,
Y al pensar en ella, me pregunto,
Cómo he podido dejarme llevar
Por los sentimientos, una vez más…
¡Pero si yo estaba feliz en mi tristeza!
¡Si no le pedía ya nada a la vida!
¡Si estaba empezando a apreciar
Mi involuntaria y no deseada soledad!
¿Por qué me has hecho enamorarme,
De nuevo, y casi sin esperanza?
¿Por qué tanta crueldad con un poeta,
Que tenía a su musa de incienso y niebla?
Pero no, desde el limbo tuvo que llegar ella,
Dispuesta a romper todos mis esquemas,
Alterando toda mi vida, incluso mis sueños…
Hasta tal punto que solo vivo un día más
Para escuchar de nuevo su voz…
Porque en esta vida, incluso para los poetas,
Hay algo que lo justifica todo: el amor,
Ese extraño sentimiento, que es a la par
Nacimiento y resurrección…
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