martes, 16 de octubre de 2012

* SOÑANDO ROMA...

Anoche soñé que soñaba... y en el sueño del sueño,
soñé que me despertaba, en otra ciudad...
Abría los ojos lentamente, y allí, a mi lado,
estaba ella, saliendo también del sueño...

Nos besamos, lentamente, medio dormidos,
agotados tras una noche de lánguida pasión,
después de habernos dejado llevar por el deseo,
amantes por fin, después de tanto, tanto tiempo...

Tenerla a mi lado, robarle un cálido beso,
su afrutado aliento bajando, como un río,
por mi garganta, el olor de su cabello,
irradiando por toda la almohada...

El tacto de su cuerpo junto al mío, sutil,
y a la vez, cálido, guardando el recuerdo
de mis manos, de mis caricias, en sus senos,
sus largas piernas junto a las mías...

Salimos de la cama, después del primer beso,
y nos metimos en la ducha, cálida primero,
tibia y fría luego, riendo... como dos niños
que descubren la vida, el juego, un sueño...

Nos secamos el uno al otro con toallas
que olían levemente a lavanda y espliego,
nos vestimos con presteza -hacía frío-
y bajamos a desayunar -era un hotel-.

Y recorríamos la ciudad, su ciudad eterna,
Roma, la de los palacios y los museos,
cogidos de la mano, paseando, riendo,
dejándonos llevar por la vida en su juego...

Éramos felices... Nada ni nadie importaba...
Frente a la Fontana de Trevi, un beso...
En las escaleras de la Plaza de España,
un abrazo, una caricia... y otro beso...

Vacaciones en Roma, pero solamente
para nosotros... ¡Aquello era el cielo!
Pero se terminó el sueño en el sueño...
Y tuve que despertar en la gris realidad...

Y sin embargo... sin embargo...
Allí estaba ella, a mi lado, sonriendo...
Sus cabellos irradiando sobre la almohada,
y en mi boca, su afrutado y dulce aliento...

¡No había sido un sueño! Y allí estábamos los dos,
sonriendo, riendo, como niños que han descubierto
un nuevo y excitante juego: redescubir juntos
Roma, la ciudad del sueño Eterno...

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