Besando sombras, ese es mi pasado,
buscando alguien, y encontrándolo,
para luego, finalmente, darte cuenta
de que te has terminado perdiendo
a ti mismo, tus ideas, tus tristezas,
todo aquello que era y es importante,
al menos para ti, en las propias raíces
de tu personalidad, de tus sueños...
Perderte para encontrarte de nuevo,
esa y no otra es la paradoja del amor,
que si bien en teoría debe alcanzar
el mágico cincuenta por ciento, luego,
esa paridad no se consigue ni siquiera
en los momentos de mayor entrega y
sensibilidad, cuando los cuerpos se juntan
y las almas tienden a separarse después...
buscando alguien, y encontrándolo,
para luego, finalmente, darte cuenta
de que te has terminado perdiendo
a ti mismo, tus ideas, tus tristezas,
todo aquello que era y es importante,
al menos para ti, en las propias raíces
de tu personalidad, de tus sueños...
Perderte para encontrarte de nuevo,
esa y no otra es la paradoja del amor,
que si bien en teoría debe alcanzar
el mágico cincuenta por ciento, luego,
esa paridad no se consigue ni siquiera
en los momentos de mayor entrega y
sensibilidad, cuando los cuerpos se juntan
y las almas tienden a separarse después...
Que no te engañen, pues, hablándote
de amores siempre correspondidos,
de paraísos artificiales para los dos,
de mundos por descubrir, por vivir,
pues uno de los secretos de ese amor,
tan único y especial, tan romántico,
es que si no hay entrega mutua,
en el fondo, no hay nada de nada...
Lo siento, pero no me van las relaciones
unidireccionales, donde alguien lo da todo,
alma, sueños, esperanzas, futuro, presente,
con la esperanza de conseguirlo también
todo de aquella persona tan especial...
negándose a ver que nunca conseguirán
aquello que más necesitan: sentirse amados,
tal y como son, por lo que son, y nada más...
Por ello, la única medida que hay en el amor
no es solamente amar sin medida, sino más bien
amar al cincuenta por ciento, recibir tanto amor
como das, pues no hay cuerpo ni alma ni corazón
que aguante tanta entrega, sin recibir algo,
lo que sea, ternura, besos, pequeños gestos,
que te hagan sentir mejor, más completo,
más en paz contigo mismo, y con más fuerzas...
No digo que sea fácil reconvertir una relación
estéril, desequilibrada en su proporción amorosa,
en otra cosa... Pero sí te aseguro que vale la pena
intentarlo, dar el paso, sentarte a hablar, escuchar,
explicar cómo te sientes, y por qué, y desde cuando,
y juntos, bucear por la memoria hasta el punto
donde os separasteis, y retomarlo todo allí...
Cualquier cosa es mejor que seguir besando sombras...
de amores siempre correspondidos,
de paraísos artificiales para los dos,
de mundos por descubrir, por vivir,
pues uno de los secretos de ese amor,
tan único y especial, tan romántico,
es que si no hay entrega mutua,
en el fondo, no hay nada de nada...
Lo siento, pero no me van las relaciones
unidireccionales, donde alguien lo da todo,
alma, sueños, esperanzas, futuro, presente,
con la esperanza de conseguirlo también
todo de aquella persona tan especial...
negándose a ver que nunca conseguirán
aquello que más necesitan: sentirse amados,
tal y como son, por lo que son, y nada más...
Por ello, la única medida que hay en el amor
no es solamente amar sin medida, sino más bien
amar al cincuenta por ciento, recibir tanto amor
como das, pues no hay cuerpo ni alma ni corazón
que aguante tanta entrega, sin recibir algo,
lo que sea, ternura, besos, pequeños gestos,
que te hagan sentir mejor, más completo,
más en paz contigo mismo, y con más fuerzas...
No digo que sea fácil reconvertir una relación
estéril, desequilibrada en su proporción amorosa,
en otra cosa... Pero sí te aseguro que vale la pena
intentarlo, dar el paso, sentarte a hablar, escuchar,
explicar cómo te sientes, y por qué, y desde cuando,
y juntos, bucear por la memoria hasta el punto
donde os separasteis, y retomarlo todo allí...
Cualquier cosa es mejor que seguir besando sombras...
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