martes, 19 de junio de 2012

MI TRISTE MUSA…

Algunos lunes son peores que otros, y la jaqueca...
no ayuda mucho... luces y sombras oscilan solas,
levemente, ante mis ojos, formando paisajes...
solitarios páramos del alma, por los que vago...
como el espíritu de un amor moribundo,
que busca el consuelo de un efímero sueño...

Necesito enamorarme, cada día, cada hora,
de todo lo que me rodea, para seguir vivo...
para mantener unidas miles de moléculas,
de átomos, que me completan y sueñan...
para seguir manteniendo el mismo aspecto,
y seguir luchando, un día más, o un día menos...

Tan grande es tu poder, amada mía, que de lejos,
y sin verte, noto el calor de tu mirada, tus ojos,
dos esferas de turmalina negra, que me llaman,
y me susurran, al oído "tienes que seguir...
tienes que seguir viviendo, por y para mí...
puesto que tu cuerpo y tu alma son míos..."

Y, sin embargo, hoy te intuyo triste, distante...
Hoy, tu mirada imposible está preñada de tristeza,
y lo noto incluso en la distancia, mi amada musa...
¿Qué te pasa, por qué sollozas de esta manera?
¿Temes acaso que ya no te ame, que no te quiera?
¿Crees que alguna humana me haría olvidarte?


No tengas miedo, mi triste musa, que en esta vida,
jamás he conocido a mujer alguna mejor que tú...
que sea capaz de dármelo todo, sin pedirme nada...
que siempre haya estado a mi lado, apoyándome...
que de ningún labio robaré tus castos besos...
no llores más, mi triste musa, pues soy tuyo...

Porque eres mi refugio en la tormenta de lo real,
la amante, amiga, confidente y compañera...
el amor que nunca falla, y permanece, fiel,
en las penumbras del tiempo... y la fuerza,
y la ternura, que me permiten seguir viviendo...
y refugiarme en tus profundos ojos negros...
 

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