Esperando, junto a la ventana, tu regreso,
Contando segundos, minutos y horas...
Soñando, como siempre, con tu figura
destacándose en el límite del prado,
y con el movimiento rojo de amapolas,
que se pliegan a tu paso como el viento...
Recordando aquella mañana, de primavera,
Al salir de casa, me besaste en los labios
con tu mezcla de olores, after shave,
colonia, pasta de dientes, y aquél sabor
en tus labios, indefinible, pero muy tuyo,
me hiciste cosquillas al besarme...
Acariciando tu cara, nunca entendí
esa manía tuya de dejarte perilla
y bigote, decías que era una cuestión
de estética, de sentirte mejor...
¡Si para mí siempre estabas guapo,
si yo nunca te pedía nada, salvo amor!
Pero nunca volviste... Y me quedé,
como siempre en tu ausencia...
Tan sola, tan vacía, tan triste...
Las horas pasaban, llegó la hora
de tu regreso, y no volviste...
ni entonces, ni nunca, mi amor...
Ibas en uno de los trenes de la muerte,
y ella te estaba esperando, como a todos,
en la estación de Atocha... el once de marzo...
Tapado por una sábana, no me dejaron
ni tan siquiera verte, ni abrazarte...
ni besarte... robándome el último adiós...
Han pasado las horas, los días... y los años...
y a mí también me capturó la Parca...
mientras dormía... mas en el fondo,
yo ya estaba muerta, sin tus abrazos,
sin tu sonrisa canalla, sin tus besos...
sin todas aquellas cosas por vivir...
Pero nunca volviste... Y me quedé,
como siempre en tu ausencia...
Tan sola, tan vacía, tan triste...
Las horas pasaban, llegó la hora
de tu regreso, y no volviste...
ni entonces, ni nunca, mi amor...
Ibas en uno de los trenes de la muerte,
y ella te estaba esperando, como a todos,
en la estación de Atocha... el once de marzo...
Tapado por una sábana, no me dejaron
ni tan siquiera verte, ni abrazarte...
ni besarte... robándome el último adiós...
Han pasado las horas, los días... y los años...
y a mí también me capturó la Parca...
mientras dormía... mas en el fondo,
yo ya estaba muerta, sin tus abrazos,
sin tu sonrisa canalla, sin tus besos...
sin todas aquellas cosas por vivir...
Yo pensaba que al menos, con la muerte,
estaríamos juntos de nuevo, por siempre...
Mas seguimos separados, tú no vuelves,
y yo te sigo esperando, tras los cristales
rotos deseando verte, por última vez,
al caer la tarde, en el campo de amapolas...
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