He buscado la sabiduría entre las dunas,
en la arena azotada por el Mistral,
paseando junto a la orilla
del inclemente mar,
sin respuesta...
He buscado la fortaleza en la piedra,
en las cavernas alejadas del sol,
lejos de todo, de la vida
que bulle en la
superficie...
He buscado la ternura en el viento,
en sus largas caricias sin manos,
en sus besos sin labios,
que te rodean y
te abandonan...
He buscado la alegría en el fuego,
en mil largas noches sin luna,
alumbrado por las llamas,
en el rojo, el naranja,
en el negro...
He buscado compañía entre los almendros,
flores rosas y blancas, por doquier,
entre sus ramas, encontré
la virtuosa soledad
del silencio...
He buscado el perdón entre lápidas y nichos,
caminando, vivo entre los muertos,
o tal vez muerto entre los vivos,
descubriendo que la vida
no existe...
He buscado el amor entre clínicas y hospitales,
recorriendo mil habitaciones y pasillos,
bebiendo las lágrimas amargas
de la soledad y de la ira
ante la muerte...
He buscado la risa en los barrancos, en el eco,
suena por mil sitios, con mil voces,
mientras tú vas cayendo,
para siempre hacia
la nada...
Pero al final, he encontrado todas las respuestas
en el lugar donde siempre supe que podría
encontrarlas: en tus ojos, en tus manos,
en tu regazo, en tus labios...
en ti...
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