Como en los viejos cuentos de princesas,
te encontré sin quererlo de veras,
una cara amable al otro lado de la pantalla,
una solicitud de amistad, un bonito mensaje,
y empezó lentamente el juego...
Mensajes a altas horas de la madrugada,
corazones que poco a poco se van abriendo,
y luego llegaron las llamadas, tu voz,
cada tarde un ratito, luego de noche...
Te fuiste haciendo un hueco en mi corazón,
lentamente y sin darme cuenta,
te acabé queriendo, a pesar de todo,
del tiempo, la tristeza, la distancia...
Y aquí seguimos, tanto tiempo después,
como si fueran las viejas palabras del cuento,
con princesas fieras y guerreras,
y caballeros andantes enamorados...
Y todas aquellas cosas que no me atrevo
a decirte en persona o por teléfono,
se convierten en poemas, en versos,
en sentimientos lanzados al viento...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
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