jueves, 24 de enero de 2019

84. EN EL LIMBO

Y te estaré esperando allí, mi hermosa dama,
en el limbo, en el lugar sin nombre ni peso,
donde se besan las nubes de lluvia y el mar,
en la frontera de la luz y la oscuridad,
en el eterno eclipse de sol entre día y noche,
más allá del tiempo, de la distancia, de la realidad...

Porque solamente en el limbo, todo es posible,
los amores infinitamente pequeños despiertan,
las ansias de besos, caricias, se realizan,
las palabras resuenan sin haber sido pronunciadas,
y lo posible, lo irreal, y lo verdadero se mezclan,
de tal manera que lo imposible desaparece...

Y tal vez en ese momento y preciso lugar
podamos en verdad ser completamente libres,
y nos olvidemos al fin de la grisura de la vida,
de todos los "¡qué dirán!", de los consejos gratuitos,
de las buenas intenciones, de los malos amigos,
y de tantas cosas que se interponen en el camino...

¡Que nadie separe las almas de los enamorados,
de quienes se atrevieron a vivir plenamente!
¡Que nadie llore por quienes fracasaron,
y se tuvieron que conformar con lo posible!
Que nada nos impida soñar, con un futuro distinto,
en el que podamos al fin ser de verdad felices...

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