Hija de la soledad, de la noche infinita,
mi tristeza se escurre por los rincones,
va atronando el silencio en la tierra,
y mis palabras se convierten en versos.
Amor y distancia, son una mala mezcla,
aunque permiten llenar los silencios
con palabras que de otra forma no nacen
cuando a la distancia de la boca te tengo.
Gran invento sería el teléfono,
portador de magias dulces y blancas,
cómplice de los amantes eternos,
si permitiese enviar los besos...
Besos que te mando en el aire nocturno,
que me quema los labios desiertos,
que te buscan cada noche enamorados,
y se arrastran a tu lado sedientos.
Labios, lenguas, dientes, cuerpos,
almas que se mezclan y se alternan,
cómplices de la danza vieja y eterna,
de esas que hablan los cuentos...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
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