¡Qué no daría yo
por el primero de tus besos,
por cambiar tus tristezas
en locura enamorada!
Todos los peces del mar,
todas las aves del cielo,
las nubes en la primavera
las espigas de trigo en verano,
la arena de la playa blanca,
el olor de la lavanda en tu cama,
el tacto de la nieve en mi cara,
la suave brisa en la montaña,
la hierba acariciando mis pies,
el sonido del arroyo salvaje,
el olor del pan recién horneado,
la palabra “fin” en mi libro
favorito,
el último beso en “Ghost”…
Porque detrás de ese beso,
vendrán otros muchos, lo sé,
el corazón otoñal que despierta
no puede ser detenido
hasta que no sacia su deseo,
y entonces juntos buscaremos
universos paralelos,
en donde todo sea posible
más allá de espacio y tiempo…
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