Vienes a mí, envuelta en recuerdos,
de amores pasados, de otros tiempos,
y basta con un solo mensaje,
para que mi corazón lata con fuerza,
y que la extraña magia despierte,
como antes, como ahora, como siempre.
Amor de juventud, de adolescencia,
cuando todo parecía más sencillo,
poseído por tu embrujo, por tu magia,
aquél bañador turquesa que moldeaba,
como una segunda piel, tu hermoso cuerpo.
Esa sonrisa capaz de fundir el hielo,
de resucitar mi corazón maltrecho.
Tu mirada, tus ojos oscuros,
que prometen imposibles futuros,
en los que la misma realidad cambia.
Meses de cartas, alguna llamada,
varios viajes, lejanos en el tiempo,
muchos sueños, demasiados, lo sé;
y la vida que nos separa, dos rumbos,
el tuyo para crear una familia desde la nada,
un marido, dos hijos, tu trabajo, tus sueños...
Y yo, tan lejos, soñándote de vez en cuando,
pero consciente a la vez de la realidad:
nada hubo ni habrá entre nosotros,
tan solo líneas negras sobre blanco papel,
cuando convertí en novela mis pensamientos,
y me atreví a ser libre y feliz...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
sábado, 5 de enero de 2019
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140. UN REGRESO INESPERADO
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