lunes, 7 de enero de 2019

CINCUENTA Y OCHO

La otra noche tuve un sueño,
mucho me temo que erótico,
de besos por todo el cuerpo,
curvas y rectas y ángulos,
de lenguas ansiosas y mágicas,
de manos que se buscan,
recorren la piel desnuda,
inspeccionan y pellizcan
bajo las sábanas de lino.

Un sueño de esos que despiertan
curiosos y mudos sentimientos,
que aceleran corazones y pulsos,
y que te hacen sentir vagamente
culpable por tus propias ideas.
¿Qué mal hay en soñar un poco
con aquellas cosas que nos niegan
la distancia, el tiempo, la vida?

Soñarte, aquella es mi recompensa,
para tantas noches en vela,
acariciándote con mi voz
haciéndote compañía a lo lejos,
provocando una triste sonrisa,
y secando las lágrimas de tus ojos,
y besándote con labios ansiosos.

Sueños, que en el fondo, lo sabes,
nos dan la propia vida...

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