martes, 1 de enero de 2019

CUARENTA Y CUATRO

Quizás si te tuviera delante, mi dama,
no me atrevería a escribirte todo esto,
el lector se ahorraría un mal poema,
y yo un puñadito de sentimientos...

Quizás si pudiera abrazarte y besarte,
las palabras fluirían hacia tus oídos,
trazando mil pequeños arabescos
al flujo de mi cautivo aliento.

Quizás si estuviéramos juntos
no nacerían poemas de la punta
de mis dedos, sobre el teclado negro,
donde apenas se distingue la letra A.

Por eso ama se escribe con una letra,
entre dos silencios, y pasa el tiempo,
cristalizan los sentimientos y las penas,
nacen y mueren las ansias y secretos.

Y te sigo buscando en la pantalla blanca,
mis ojos acarician tu foto, y sueño
con que fueran mis dedos y tu cuerpo,
mis manos y tus labios, mil sueños...

En las palabras encuentro mi refugio,
quien sabe si tal vez tu reino,
breves mensajeras de tantos sentimientos,
fantasmagorías de presentes alternos...

Sueños, en el fondo somos criaturas
de miel y misterio, de mil renuncios,
de actos reflejos, de costumbres
y de altivos silencios...

Y en mis sueños, te busco, te persigo,
te alcanzo, te beso, y todo desaparece,
incluso nuestras almas y cuerpos,
y de la nada al todo hay un solo verso...

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