Dos centímetros solamente nos separaron
en aquél primer y ansiado abrazo,
aquella fue la distancia que me faltó
para llegar hasta tus labios y besarte.
Me quedé con las ganas de sentir
tu suave y afrutado aliento, la tersura,
el sabor a coco de tus labios,
el húmedo tacto de tu lengua,
cuando nos fundimos en un abrazo,
dos viajeros que por fin se encuentran
después de atravesar el desierto.
Como en los viejos cuentos de hadas,
superamos mil pequeños obstáculos,
distancia y tiempo entre ellos,
y nos encontramos en la gran plaza,
bajo la atenta mirada de la Reina Isabel.
Un paseo por la ciudad en sábado,
por la carrera del Darro y sus jardines,
el aroma de la Alhambra en flor,
el crisalino sonido del agua escondido,
y comimos en una terraza acogedora.
Tres horas juntos, pero en el fondo,
una eternidad, un principio, un objetivo,
volver a verte, estar a tu lado, y saltar,
de una vez por todas, esas barreras,
que me dejaron a dos centímetros
de darte un beso en los labios...
... al final, regreso a la poesía... aunque no sea demasiado buena... aunque a veces me parezca incluso un poco falsa... porque me quedé enganchado en las marañas de la prosa... pero sobre todo, porque disfruto escribiendo poesía... y compartiéndola contigo...
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